ue Alberto S. Poggi quien nos develó el misterio que nos había intrigado: ¿quién era el autor del tango compadre, que llevaba el título bien popular de "Piantá piojito que viene el peine"?. Según la expresiva carátula de la edición, el “piojito”, en este caso, era un pillete callejero que huía despavorido ante la persecución del “peine” del caso, un agente de policía vestido a la moda de fin de siglo, de gran casco blanco, polainas en los botines y contundente sable pendiente de su cinto.

Como ya lo expresamos, la clave de la autoría de este tango nos la dio Poggi, autor, entre otras composiciones de "No le hagas caso", "Don Clemente" (tangos), "Caras y caretas" (vals Boston) y "Siempre cariñosa" (polca militar).

Poggi –a quien Ángel Villoldo dedicó el tango "El bohemio"- fue un viejo empleado de la casa de música Celestino Fernández, donde lo entrevistamos. Él fue quien nos expresó que las iniciales E.F., con que aparecen firmados sus tangos, correspondían nada menos que al notable maestro de música Eduardo Fornarini.

Casi centenario, el maestro Antonio Eduardo D’Agostino —que fue el primer profesor del luego famoso Sebastián Piana— nos explicó que Fornarini había llegado al país desde Italia, contratado por el Conservatorio Santa Cecilia, pero que luego de algunas diferencias con los directivos de dicha institución, regresó a su país, no antes de haber dado lugar en el nuestro a una verdadera camada de jóvenes y talentosos músicos que se formaron a su lado y se convirtieron después en figuras de gran relieve.

Los diccionarios de música no le han dado el significativo lugar que Fornarini mereció, en particular, como brillante docente. Con todo, en su “Enciclopedia de la música argentina”, edición del Fondo Nacional de las Artes, su autor, el fallecido y talentoso músico e historiador musical Rodolfo Arizaga, ofrece la siguiente ficha:

«Fornarini, Eduardo (1887 - 1967). Pedagogo y compositor italiano, nacido en Parma, en cuyo conservatorio se formó musicalmente. Se radicó en Buenos Aires, a fines de siglo diecinueve, permaneciendo allí hasta 1920, año en que retornó a su patria para trabajar como maestro preparador en el teatro Alla Scala de Milán. La larga permanencia en la Argentina le permitió sobresalir como pianista y violinista y, ocasionalmente, como director de orquesta. Pero fue en la enseñanza del contrapunto y la composición donde dejó una memorable labor, la más trascendente que registra su época. Con él se formaron muchos de los primeros compositores argentinos: José María Castro, Juan José Castro, Luis Gianneo y Juan Carlos Paz, entre otros».

¡Cuánto honor para el tango que un maestro de tales quilates se haya comedido a componer música popular! Y nada menos “tango compadre”, como el aludido "Piantá piojito que viene el peine".

Nota de dirección:
En su actividad como compositor resumiremos algunas de sus páginas más relevantes: los tangos "El chiflao", "Locos de verano", "Más o menos" y "Piantá piojito que viene el peine".

También escribió temas del género clásico: "La última cena", una cantata para solos, coro y orquesta; "Canticum canticorum", poema vocal; "Resurrectio et vita", poema sinfónico; "Tres baladas", concierto para orquesta y "Coral variado", concierto para órgano.

Respecto a Alberto S. Poggi podemos agregar que fue propietario, a partir de 1915, de la casa de música, “David Poggi e Hijo Editores”, fundada en 1860 por su padre y que continuó luego, con su nombre.