Por
Ricardo García Blaya
| Aníbal Marconi

ran los años declinantes de las orquestas típicas por varios motivos de índole muy diversa, —los inicios del rock and roll, los conflictos sindicales y políticos de los artistas, la falta de trabajo que obligaba achicar las formaciones, el estímulo al folklore que diera el régimen militar instaurado a partir del golpe de septiembre de 1955—, lo cierto es que, paulatinamente, la juventud se fue alejando del tango.

En ese contexto aparece la figura paradigmática de Julio Sosa y, con él, una nueva valoración del estilo del cantor de tangos. Ahora debía ser recio, de voz varonil y, preferiblemente, con un registro más grave y expresivo, la antípoda del barítono atenorado de los ‘40, que de la media voz había hecho un culto.

Es en este marco conceptual que debemos entender a los vocalistas surgidos en aquellos años y Enrique es un buen ejemplo de esta definición, por su estampa, su fraseo, el timbre de voz y su estilo interpretativo.

Nació en la ciudad de La Plata, a 60 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. Durante su adolescencia vivió una de las épocas más gloriosas del tango, pero paradójicamente, con apenas 14 años, comenzó su carrera artística cantando jazz, en la orquesta Dixieland, con el seudónimo Hugo Randall.

Pero el tango estaba en su corazón y en abril de 1955 debutó en Radio Splendid con la flamante orquesta típica de Carlos Figari. Con esa formación permaneció varios años, actuando en diferentes escenarios, entre ellos, la confitería Adlon, junto al cantor Héctor Omar, recientemente incorporado.

También, llegó al disco y, entre sus primeras versiones fonográficas para el sello Music Hall podemos destacar, “Bien jaileife” y “El piano del bar”. Luego pasaron a Radio del Pueblo y en 1959, Figari agregó la voz de Aldo Fabre. También formaban parte del elenco de la emisora, el Cuarteto Troilo-Grela y el cantor Alberto Marino.

En 1958, Figari decidió transformar su orquesta en una agrupación más pequeña. En 1961, y ya Dumas como solista, formaron rubro y volvieron a grabar, esta vez para el sello Disc Jockey. Luego se desvincularon y Enrique continuó su carrera solo.

Resultaría ímprobo detallar la cantidad de presentaciones que hizo a partir de ese momento y menos, historiar su polifacética trayectoria; pero sí podemos señalar algunos aspectos de ella.

Fue uno de los pioneros del tango en la televisión argentina, participando en muchos programas. En el Canal 7, Esquina de Tango (1958) con Figari y La Familia Gesa (1958-1960) junto a Virginia Luque; Yo te canto Buenos Aires en el Canal 11; Grandes Valores del Tango en Canal 9; El show de Antonio Prieto (1963) en el Canal 13, y muchos otros.

Su primera actuación en la comedia fue con Olinda Bozán y Alberto Anchart en Aquí está la Vieja Ola y esta vez no viene sola. Participó además, en la reedición de la obra teatral de Francisco Canaro, La muchachada del centro, con el capo cómico José Marrone. También, actuó con Mariano Mores y con grandes artistas como Mirtha Legrand, Virginia Luque, Susy Leiva y Nestor Fabián, en Buenos Aires de Seda y Percal, en el teatro Coliseo. En el Teatro San Martín encarnó a Santos Vega en La Guitarra del Diablo. Otro de sus grandes éxitos fue El Conventillo de la Paloma, junto a la gran actriz Pepita Muñoz y el recordado Marcos Kaplán. Luego vendrían: Aplausos, con Libertad Lamarque y Juan Carlos Thorry; Tangos en El Dante, junto a Aníbal Troilo y Tito Lusiardo; Yo Canto a mi Argentina, con Mores, Lusiardo y Héctor Gagliardi; Buenos Aires, TodoTango, con Beba Bidart, Horacio Salgán y Ubaldo De Lío, y muchos más.

En el cine tuvo menos relevancia en películas fáciles de olvidar: Viaje de una noche de verano, junto a Néstor Fabián y dos excelentes cantantes japoneses: Ikuo Abo y Ranko Fujisawa; Bicho raro, donde también participó el conjunto folclórico Los Fronterizos, ambas de 1965; y Flor de piolas, estrenada en 1969.

Su producción discográfica es extensa. Registró entre longplays y cassettes alrededor de una docena de volúmenes. Entre ellos se destacan: Dumas canta a Mores, El Porteñísimo e Historiando Tangos, con Roberto Pansera para el sello Polydor; El que canta es mi papá (Polydor); Alma de bohemio, con el Sexteto Mayor (Diapasón); De rompe y raje, con Osvaldo Requena (Microfón); El firulete, con Alberto Di Paulo (Magenta) y Tangos con sus Grandes Valores, con Luis Stazo (Diapasón). En 1966, fue convocado por Ben Molar para su producción fonográfica, 14 con el Tango, en el que interpretó los temas “Bailate un tango Ricardo” y “En qué esquina te encuentro Buenos Aires”, ambos perfectamente representativos de su estilo vocal.

En el año 2003, viajó a Japón como artista invitado, junto a la orquesta del bandoneonista Carlos Galván, con gran repercusión.