Por
Ricardo García Blaya

o conocí una noche, a fines de los 80 cantando en el Café Homero. Me impresionó la claridad de su voz, su dicción y, no obstante su juventud, el profesionalismo del que hacía gala. Es uno de los pocos que salen del estereotipo histriónico de los vocalistas actuales. Lo suyo es el canto y a ello se remite.

De elocuente expresividad, pero sin excesos, transmite sobriamente el dramatismo de las letras evitando la interpretación sobreactuada, tan común en nuestros días.

Nació en Buenos Aires, en una casa de ambiente intelectual, afín a las letras y al tango. Su madre era profesora de piano. Su padre, un hombre de la bohemia cultural —del Buenos Aires de la primera mitad del siglo veinte— era amigo personal de Alfonsina Storni, Roberto Arlt, Homero Expósito y Enrique Cadícamo.

A los 10 años, ingresó al Coro de Niños del Teatro Colón, dirigido por el maestro Waldo Sciammarella, donde interpretó óperas como Caballería Rusticana, I Pagliaci y Carmen.

En el año 1973, con sólo 16 años, inició su carrera profesional en el programa televisivo Grandes valores del tango, participando del concurso La voz tanguera 1973, del que resultó ganador por unanimidad. A partir del año 1974, actuó en casi todos los locales porteños. En el mítico Caño 14 compartió rubro con Roberto Goyeneche, Atilio Stampone, Rubén Juárez y Héctor Stamponi, entre otros. También participó en los espectáculos de El Viejo Almacén y Casablanca, compartiendo cartel con Enrique Dumas y Hugo Marcel. En Café Mozart cantó acompañado por el dúo Baffa-Berlingieri.

En 1978, se consagró en el Festival internacional de Piriápolis, en Uruguay, en el rubro Mejor Intérprete de Tango. Al año siguiente, luego de una intensa búsqueda de material, grabó su primer disco: Filipelli, con la dirección artística de Roberto Ruiz, acompañado por Atilio Stampone, Osvaldo Berlingieri, Oscar Cardozo Ocampo y Néstor Marconi. La placa 33 rpm fue producida por el sello Capitol.

En 1982, grabó en EMI-Odeon su segundo larga duración, Por la costumbre de cantar, recreando autores contemporáneos: Carmen Guzmán, Héctor Negro y Horacio Ferrer.

Durante los tres años que actuó en Café Homero volvió a compartir el escenario con su padrino artístico: Roberto Goyeneche y fue acompañado al piano por Osvaldo Tarantino. También actuó junto al Nuevo Quinteto Real, creado por Néstor Marconi, quien tenía a su cargo los arreglos y la dirección musical.

En mayo de 1998 participó en la Expo Tango '98, realizada en Lisboa (Portugal), oportunidad en la que también se presentó en las ciudades europeas de Granada, Sevilla y Madrid, compartiendo elenco con Eladia Blázquez, Julio Bocca y Eleonora Cassano.

Su tercer disco llegó en el 2004 y fue su primer compacto, Entre vos y yo, con el acompañamiento de Lucho Repetto, donde se destacan: “Una tarde cualquiera”, “Pobre gallo bataraz”, “Los cosos de al lao” y “Mi sonora compañera”.

En los últimos años participó de la 7º y 8º emisión del Festival Buenos Aires Tango (2005 y 2006). En diferentes oportunidades, actuó con la Orquesta Nacional de Música Argentina «Juan de Dios Filiberto», bajo la dirección de Néstor Marconi y Atilio Stampone; y con la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, dirigida por Raúl Garello. También formó parte del elenco estable del show central de Esquina Homero Manzi y presentó un espectáculo propio: Entre nosotros en las trasnoches de ese local de San Juan y Boedo.

Cantó en el Teatro Colón en un homenaje a Aníbal Troilo, junto a la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, dirigida por Raúl Garello, en 2003. Con el mismo director estuvo además en El Club del Vino y en Pigmalión acompañado por el bandoneonista Néstor Marconi. Además, se presentó en la ciudad de La Plata junto al pianista José Scelzi, y en varias ciudades del interior del país.

Es autor de los tangos: “Chiquilina madura”, “Tu nombre entre mis manos” —ambos con música de Alberto Di Paulo—, “Un episodio más”, con Osvaldo Berlingieri, “Voy a contar tu vida”, con Danny Martin y “Cuando vuelva el otoño”, con Guillermo Fernández.