Por
Jorge Palacio (Faruk)

ació en La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires. Fue en el barrio Los Hornos de esa ciudad, donde sus padres tenían un almacén de ramos generales, siendo el tercero de una lista de ocho hermanos.

Sus primeras ocupaciones fueron ir a la escuela y luego ayudar a los viejos en el trabajo diario. La música le llegó por su tío Roberto, un eximio ejecutante del acordeón, quien influye ante sus padres para que le compren un bandoneón, aún un extraño instrumento para la época.

Sus primeros escarceos con el fueye fueron estudiando con dos maestros de la ciudad. Uno de ellos, Ponciano García, quien se entusiasmó por las condiciones del muchacho y lo incorporó a su agrupación. Era el año 1929 y actuó en las matinés del cine América y del cine-bar Colón. Después integró un conjunto para acompañar las presentaciones en Radio Belgrano de la cancionista Mercedes Carné.

Pero su ambición, como es lógico, era dirigir su propia orquesta y para ello se perfeccionó en sus estudios del instrumento. Asistió al conservatorio de Pedro Maffia, alternando con Anselmo Aieta. En sus frecuentes viajes a la Capital trabó conocimiento con Humberto Canaro que lo convenció para integrar su orquesta. Con él debutó en un local nocturno que funcionaba en el Pasaje Barolo de la Avenida de Mayo, acompañando al cantor Roberto Arrieta.

Luego, actuó por un tiempo en el conjunto de José Dames. Inmediatamente después, fue el bandoneón de la orquesta de señoritas que había integrado en su momento Aníbal Troilo, ya que no era común encontrar una mujer que se dedicara a ese endiablado y fundamental instrumento del tango.

Por fin, en 1935, pudo darse el gusto, tuvo orquesta propia y con ella debutó en la Confitería París de La Plata. A partir de este momento no le faltó trabajo. Todo lo contrario, se convirtió en la orquesta tanguera más solicitada de su ciudad. Esto ocurrió entre 1935 y 1940.

Actuó en la inauguración de Radio Provincia —primitivamente Radio Telégrafo—; fue socio de SADAIC Nº 704 y, Pablo Osvaldo Valle, por entonces director de Radio El Mundo lo contrata en exclusividad. Vive su mejor época, los más importantes clubes, locales, cafés y cabarets solicitaban su presencia, y debió cruzar a Montevideo por la misma razón.

No dejó de presentarse en el Jockey Club de La Plata y en Radio El Mundo, donde prosiguió hasta 1946 cuando Radio Splendid le hace una oferta que no rechazó. Además, lo requirió El Chantecler, allí fue con su cantor Roberto Flores (El Chato) y luego de tres años, nuevamente lo tentó Radio El Mundo, su cantor en ese momento era Alberto Serna.

Llegó al disco para el sello Pathé, debutando el 19 de junio de 1951 con “Griseta”, cantado por Alberto Santillán, y “Jueves”, instrumental. Siguió, entre otros trabajos, en la boite Embassy, hizo giras por Perú, Chile y Colombia.

Tanto trabajo lo llevó a prescindir de las grabaciones por veinte años, pero a su retorno ganó el tiempo perdido. Ha sido permanente su actividad discográfica, pero ya en una época que el tango estaba casi desaparecido y algunas veces corrieron por su cuenta los gastos, fue su forma de manifestarse, de permanecer con su querida actividad, la música, el tango.

Como compositor sus obras no llegaron a tener la repercusión que seguramente habría obtenido si las mismas hubieran sido registradas en la década del cuarenta. Vale destacar la colaboración que con él tuvieron Roberto Pansera y Ubaldo De Lío.

En cuanto a letristas, escribieron para él Julián Centeya, Enrique Dizeo, Leopoldo Díaz Vélez, Abel Aznar, Oscar Del Priore (“Como si fuera un cristal”) y también el último poema de Homero Expósito, “Las cosas son así”. Los cantores que llegaron al disco con él fueron: Alberto Santillán, Ricardo Blanco, Alberto Morel, Osvaldo Arana, Darío Bonel, Luis Correa, Elsa Rivas, Diego Solís, Carlos Almagro, Norma Ferrer, Alfredo Dalton, Gabriel Reynal, Rodolfo Benítez, Ángel Varela, Héctor Rubén, Carlos Cristal, Reynaldo Martín, Horacio Casares, Jorge Rigal, Fernando Derago, Omar Darien, Raúl Deval, Tito Damián, Eduardo Randal y otros.

Cuando aún no había llegado a los estudios de grabación, supo acompañar a Chola Luna (hija del cantor y guitarrista Goyo Luna). También a Chola Bosch (Irene Berreta), muchacha de Pompeya que comenzó cantando en el Cuarteto Ferri y pasar luego a la orquesta de José Tinelli con quien se casó.

Superó el centenar de grabaciones. La suya fue una orquesta de segunda línea, lo cual no debe ofender a nadie, fue una más en ese escalafón, no por una diferencia de calidad, a veces sólo matices. Ocurren diversas circunstancias que por cantidad de motivos son las que se encargan, las más de las veces, de ubicar a las personas por encima o por debajo de otras estando menos o más capacitadas que aquellas. Su nombre, como el de su hermano Edelmiro D'Amario (Toto), tienen asegurado su lugar en la historia del tango.