rimero fue guitarrista. No sabía música pues fue autodidacta, ejecutaba de oído y sin embargo fue muy buen instrumentista y mejor compositor, lo prueba la obra que dejó en su dilatada carrera.

Empezó en el año 1908 y en 1910 con el trío de Augusto Berto, con quien anduvo de patio en patio, de baile en baile, de café en café por varios años, para debutar con Francisco Canaro en el Teatro Olimpo de la avenida Pueyrredón por 1915. Con Canaro trabajó hasta 1919 más o menos, tocando con él en el Armenonville, Montmartre, Royal, Palais De Glace, en la ciudad de Rosario varias veces, y como los músicos de antaño no tenían orquestas fijas, pues cambiaban con frecuencia de conjuntos, integró en su carrera las de Osvaldo Fresedo y Eduardo Arolas, entre muchísimas otras y tuvo la de su nombre. Grabó en Columbia.

Compañías teatrales requirieron sus servicios interviniendo en grandes espectáculos con las de Vittone-Pomar en el Politeama, Simari-Franco en el Smart, Morganti-Gutiérrez, Manuel Romero, etc.

A los años actuó por radio, pero también lo hizo en el interior y Montevideo.

En la composición dejó tangos memorables; si bien no sabía escribirlos, sus creaciones se las traspasaban al papel colegas de la talla de Arolas, Berto, Agustín Bardi, Canaro, Buglione y otros no menos conocidos.

Lo primero que hizo lo intituló: “Pura uva” y es un tango del año 1912. Siguiéronle esos clásicos que se llaman “El pensamiento”, “La torcacita”, “Canaro”, “El cencerro” y “Pablo”, y entre ellos otros muy buenos que si no alcanzaron la fama de aquéllos, no por eso dejan de ser joyitas de la música ciudadana: “La correntada”, “El palenque”, “El matrero [b]”, “Expresión campera”, “Yerba mala”, “Pedacito de cielo [b]”, “Carbonada”, “El estudiante”, “El cofrecito”, “Madrecita de Pompeya”, “Cleopatra”, “El del gabán azul”, “La indiada”, “Lepanto”, “Marianita”, “Olivero”, “La provincianita”, “Punto y coma”, “Samuel”, “El termómetro”, “Ambiciosa”, “El indio”, “Penas”, “Cantares”, “De todo corazón”, dejando exprofeso la mención para el final de aquellos que grabó Carlos Gardel (a quien conoció con José Razzano en aquellas tournées porteñas), “De vuelta al bulín”, uno de los primeros tangos que el cantor grabó y tiene letra de Pascual Contursi y el titulado “Polvorín”, letra de Manuel Romero, que recuerda al caballo de ese nombre y pertenece a la obra El Gran Premio Nacional del citado Romero.

Aparte de Contursi y Romero, con él colaboraron Antonio Buglione, Francisco Lío, Francisco Brancatti, Francisco García Jiménez.

Martínez nació en Buenos Aires el 28 de enero de 1889 y allí falleció el 27 de julio de 1939.