Miguel Villasboas

Nombre real: Villasboas Rogliardo, Miguel Ángel
Pianista y director
(30 diciembre 1936 - )
Lugar de nacimiento:
Montevideo Uruguay
Por
Esteban Toth

espués de la de Donato Racciatti, lideró la agrupación típica más popular de Uruguay. Durante toda su trayectoria artística permaneció fiel a un estilo tradicional y evocativo, referenciado profundamente, con el del maestro Roberto Firpo.

Nació en la confluencia de los barrios de Pocitos y Parque Rodó, para ser más exactos, entre Bulevard España y Libertad. Desde muy joven se interesó por la música, siendo su padre su primer maestro de piano y solfeo.

Ya en su adolescencia, se inclinó por la música popular típica rioplatense: el tango.

Su trayectoria musical se complementó con la actividad docente. Se recibió de profesor de Historia y de Educación Musical en el Instituto de Profesores Artigas (IPA), dedicándose a la enseñanza secundaria. Dictó clases en todos los liceos oficiales de Montevideo y de la localidad de Las Piedras y en algunos privados, desde 1960 hasta 1993, cuando se retiró para jubilarse. En el IPA estudió armonía y composición con el maestro Hugo Balzo e historia de la música con Lauro Ayestarán.

En 1952, formó su primera formación típica con el nombre de Quinteto Miguelito, integrada por él en el piano, Ramón García, Ramón Correa (bandoneones), Samuel Espalter, Héctor Scalabrini (violines), Reinari (contrabajo). Tuvo mucho éxito realizando múltiples actuaciones en bailes, recitales y televisión.

En 1955, el maestro Nicolás Agapios, quien dirigía una orquesta importante en esa época, lo llamó a integrar sus filas como pianista. En 1959, a raíz de la muerte del director, volvió a formar otra orquesta propia, más precisamente, un sexteto con un animador. Por su agrupación pasaron grandes músicos uruguayos de la talla de Pedro Severino, eximio violinista que permaneció durante 30 años a su lado; Félix Cabral, Mario Orrico (violines); Roberto Gómez, Miguel Trillo, Héctor Blengio, Toto Bianco (bandoneones); Vicente Martínez, Mario Bianco, Alfredo Viscuso (contrabajos).

En marzo de 1964, en su última actuación en Uruguay, en el Palacio Sud América, Roberto Firpo invitó a Miguel a que tocara en su cuarteto y este tocó el tango “El choclo”. Entonces, después de escuchar la ejecución el maestro le dijo: «¡Pibe, me robas todo!».

Su obra discográfica es muy grande: 60 long-plays, 18 cassettes, 10 discos compactos, grabados en diversas compañías discográficas: Sondor, London, Clave, Odeon de Argentina y, últimamente, en Montevideo Music Group.

Recorrió artísticamente todo Uruguay, actuando también en provincias argentinas y en el sur del Brasil. Además, viajó a Estados Unidos; Miami en 1988, Nueva York en 1990, donde hizo recitales y conciertos, junto al maestro Raúl Jaurena, bandoneonista uruguayo radicado en esa ciudad y director del New York Tango Trío.

Debe agregarse que el Presidente de la República Oriental del Uruguay, en acuerdo con el Ministro de Educación y Cultura, declaró su espectáculo de Interés Nacional, para el encuentro que se realizó en los meses de agosto y septiembre de 1997 en las ciudades de Sydney. Melbourne y Adelaide en Australia, obteniendo un gran éxito artístico frente a la colonia uruguaya, argentina y chilena.

En la tarea gremial también se destacó. Fue dirigente de la Sociedad Uruguaya de Intérpretes (SUDE) y miembro de la Sociedad de Autores del Uruguay (AGADU), en diversos periodos que abarcan desde 1972 a 1997.

Realizó, entre octubre y noviembre de 2001, una gran gira por el Japón con un éxito extraordinario.

En 1976, obtuvo el long-play de Oro, obsequio del sello London de Inglaterra, por la grabación más vendida del disco De pura cepa. Y, en 1993, recibió el premio Fabini por ser la mejor orquesta típica de Uruguay.

Villasboas ha sido un artista tesonero y empeñoso en su lucha para que el tango no pierda el sitial que debe tener en nuestra identidad cultural rioplatense.

Compartió escenario con grandes estrellas: Osvaldo Fresedo, Miguel Caló, Juan D'Arienzo, Alberto Castillo, Francisco Canaro y muchos otros.

Finalmente, es mi intención que esta semblanza sirva para calibrar y ameritar la voluntad, el amor, el tesón y la seriedad que este querido y popular maestro ha entregado a través de toda su vida, para alegrarnos y emocionarnos, porque «lo que agrada al oído llega al corazón».