ijo de un diplomático del Paraguay que desempeñaba sus funciones en Buenos Aires, ciudad en la que sufrió un accidente cuando niño que le costó ambas piernas y cuya postración le hizo aprender música que perfeccionó luego con el maestro José Benavente.

En 1926 empezó a componer alguna partitura y al poco tiempo publicó “Pobre pebeta” y “Cuando eras buena”, dos tangos con letras propias; la ranchera “La tarjeta de cartón” con letra de Raúl González Tuñón y con versos del gran poeta Gabino Coria Peñaloza los tangos “Mi casita”, “La canción de vidalita” y “Margaritas”, este premiado con el gran Premio de Honor en concurso 1928-29 de la casa grabadora Max Glücksmann.

Regresó al Paraguay en 1930 iniciando una nueva etapa a la que pertenecen una serie de producciones de carácter clásico.

Luego tuvo un tercer período en que utilizó el elemento folclórico de su país para sus obras, siendo entre sus compatriotas compositores quizá el más destacado en jerarquía artística; “El Amanecer”, “La Primavera”, “Sonata", “La Serenata”, “Tarde que se va”, “Ciudad de amor”, “El canto del artista”, “Nocturno de otoño”, “Nocturno de primavera”, “No me beses [b]”, “María Candé”, “Los ojos de mi morena”, “Gavota de la pastora”, son obras que enriquecieron la música de su país, además de muchas otras para gran orquesta, piano y concierto.

Al teatro aportó, sobre libreto de Manuel Frutos Pané, la obra musical La tejedora de Ñandutí en 1956.

Continuó en Asunción su labor musical sin pausa ejerciendo la enseñanza desde el Conservatorio Municipal de esa ciudad y la presidencia de APA, Autores Paraguayos Asociados, en una oportunidad.

Desde aquella capital y para este trabajo envió el relato siguiente: «En 1928 el señor Fernando Austerlizst, que integraba la sociedad Inca Huasi de la que eran miembros los más destacados escritores y músicos argentinos, se apersonó en mi casa en compañía de Gabino Coria Peñaloza poeta cuyano, autor de letras de famosos tangos de Filiberto.

«Le puse música a varias letras suyas, entre ellas, “La canción de vidalita”, que sirvió de fondo a la película Bajo la linterna, “Mi casita” y “Margaritas”. Este tango fue al concurso en el que intervinieron más de mil composiciones, entre ellas “Misa de once”; “El barbijo” y “Prisionero”. El jurado estaba compuesto por José González Castillo, Francisco Canaro, Roberto Firpo y León Fontova; más tarde se agregaron Juan de Dios Filiberto y Carlos Gardel “Margaritas” obtuvo el Gran Premio de Honor y yo aún no había cumplido los 16 años.

«Quien me trajo la noticia fue precisamente Carlos Gardel. Cuando sonó el timbre de mi casa yo mismo abrí la puerta y me encontré ante un hombre a quien yo conocía mucho por fotografía:

—Pibe... —me dijo— Deseo hablar con tu padre.
—Mi padre —respondí— está en el Brasil; es el embajador del Paraguay en Río. Si usted quiere dejar algo dicho, yo puedo escribirle.
Gardel puso cara de asombro y dijo:
—Quiero que le digas que su canción “Margaritas”, obtuvo el gran Premio de Honor.
Apenas yo pude contestar.
—Mi padre no hace canciones. El es diplomático e historiador.
—¿Quién, entonces, hace tangos en esta casa?, preguntó Gardel casi con enojo.
Con voz culpable, como si hubiera cometido un delito, le contesté temblando:
—Yo señor soy el que hizo la música de “Margaritas”.
Apareció una amplia sonrisa en el rostro bondadoso de Carlitos y acercándose me besó».

Moreno González nació en Asunción el 19 de febrero de 1913 y murió el 30 de enero de 1983.