o hubo rueda criolla o conjunto gauchesco en Buenos Aires y sus aledaños que no lo contara como uno de sus grandes animadores desde el 1900, pues de niño inicióse en el arte del zapateo y muy pronto luego, los secretos de la guitarra para acompañarse cantando primero y después servir a su inspiración, en estilos, cifras, milongas, etc.

Era punto obligado de cuanta guitarreada se armaba en los barrios porteños y muy en especial en Barracas al Sud (Avellaneda), donde por aquella época menudeaban los centros gauchos más populares, como los llamados Los Pampeanos y Los Leales a la cabeza, y tradicionalistas de nota como Amaro Giura, Santiago Rocca, Domingo Lombardi, Florencio Iriarte, Julio Guillán Barragán, Florentino Hernández, Nicandro Reyes, ¡y tantos otros!, que lo buscaban asiduamente para amenizar aquellas fiestas donde se rendía culto a las cosas argentinistas.

Muy pronto el destino lo unió a Carlos Gardel, José Razzano y Saúl Salinas cuando trataban de abrirse paso con el canto rudimentario de que todos ellos disponían pero de apego a la tierra natal.

Con Gardel formó el dúo que en 1911 realizó una gira por las provincias de Buenos Aires y La Pampa, la primera de Gardel, y con José Razzano grabó por ese tiempo sus primeros discos.

En ese mismo año integró el trío Gardel-Martino-Razzano, con el cual actuó en la Casa Suiza, Rodríguez Peña entre Sarmiento y Corrientes, lugar donde intimó, al igual que sus compañeros, con Saúl Salinas, para formalizar el cuarteto Gardel-Razzano-Martino-Salinas y debutar en Zárate en el año 1912 y de allí seguir por otros pueblos bonaerenses.

Constituido definitivamente el dúo Gardel-Razzano, no se desligó de sus antiguos compañeros pues además de actuar junto a ellos en la obra Juan Moreira del Teatro San Martín en noviembre y diciembre de 1915, los nutrió de hermosas canciones, algunas escritas con Ángel Greco con quien formó dueto por 1917-18, el conocido por Greco-Martino, y que duró hasta 1921 más o menos, interviniendo en veladas teatrales y radiofónicas. Fue a España con Muiño-Alippi como bailarín y cantor en 1922 y actuó mucho en Uruguay.

Ya en el tiempo de sus primeras andanzas Carlos Gardel le grabó el estilo “El sueño”, su primigenia obra, en 1912, en discos Columbia y a través del tiempo hizo lo mismo, solo o a dos voces con Razzano, con “Sanjuanina de mi amor”, “Mi pañuelo bordao”, ambas en colaboración con Greco, “La catedrática”, “Maragata”, “La pueblerita”, “Amame mucho”, “Para quererte nací”, “Mis espuelas”, “Cariñito mío”, “Soy una fiera”.

Dejó otras pero debemos citar el estilo “Me piden que cante y canto” que creó Ignacio Corsini y “La criolla de Tucumán” canción que hizo con Ángel Greco.

La dorada bohemia del canto con vihuelas lo llevó a vivir en una misma pieza con Enrique Maciel y lo hermanó también a Arturo De Nava, José Ricardo, Ignacio Riverol, Guillermo Barbieri, Mario Pardo, José María Aguilar, Horacio Pettorossi, Hermanos Navarrine, Ismael Gómez, Rafael Iriarte, D'Angelo, Nunziata y toda la pléyade de guitarristas, intérpretes y demás que mantuvo en su fuerte al cancionero nativo.

Se fue de este mundo llevándose infinidad de anécdotas vividas con el gran Carlitos (fue uno de sus primeros compañeros de bohemia), que solía contar a algunos que inquirían datos del Zorzal Criollo, pero las más guardó para su intimidad; en este aspecto fue un poco egoísta.

Martino nació en Buenos Aires el 6 de junio de 1884 y allí falleció el 25 de mayo de 1938.