Antonio Tormo

Nombre real: Tormo, Antonio
Seudónimo/s: Mburucuyá
Cantor y compositor
(18 septiembre 1913 - 15 noviembre 2003)
Lugar de nacimiento:
General Guitiérrez (Mendoza) Argentina
Por
Néstor Pinsón

ue sin duda alguna, el más grande cantor folclórico surgido de la región de Cuyo —conformada por las provincias de San Juan, Mendoza y San Luis—, a quien incluimos aquí porque entre sus más de 300 grabaciones registró algunos tangos, también valses y canciones, que recorrieron los repertorios de cantores y orquestas típicas.

De una inmensa repercusión, especialmente en los sectores más populares de la sociedad, este intérprete nacido en la localidad de Maipú, Mendoza, estaba adornado por un definido registro de tenor, una hermosa voz melodiosa y una perfecta técnica vocal, a lo que debemos sumar, un repertorio bien elegido, que generaba éxitos en forma permanente.

Cuando en 1955, los militares derrocaron al General Juan Perón, se promulgaron una serie de decretos. Uno de los primeros, fue prohibir a los medios de difusión nombrar el apellido Perón y exhibir cualquier cosa o signo de carácter justicialista. Así, comenzó una cacería de brujas que, en algunos casos, obligó a muchos artistas, actores, gente de radio e intérpretes populares, a abandonar el país y en otros, a dejar sus trabajos.

Tormo lo sufrió por el mero hecho de ser un artista popular, nadie se preocupó en investigar si era peronista. A raíz de ser admirado por los provincianos que vivían en la gran ciudad, y a los que Eva Perón denominó, «mis grasitas» y sus adversarios, despectivamente, «los cabecitas negras», los censores dieron por sentado esa condición. Motivo por el cual, pasó del éxito a la exclusión social por casi treinta años.

Si bien nunca dejó de cantar —lo hizo en el extranjero y en su provincia—, no tuvo repercusión en los medios. No obstante, participó en 1976, en la película, El canto cuenta su historia, de Fernando Ayala y Héctor Olivera, una excusa para exhibir a las máximas estrellas de nuestro folclore y nuestro tango.

Al internarnos en su historia, nos enteramos que su padre falleció antes de su nacimiento y que se encargaron de su cuidado, su mamá y su tío y padrastro Ramón —hermano del difunto—, que había sido empleado en las Bodegas Giol. Tenía diez años, cuando se trasladaron a San Juan, donde llegado el momento estudió en la Escuela de Artes y Oficios y obtiene el título de tonelero profesional.

Ya muchacho, trabó amistad con Diego Manuel Benítez, de nombre artístico: Manuel Canales, guitarrero y cantor. Esa amistad los impulsó a la formación de un dúo vocal.

Cantaron en reuniones familiares y pronto en LV10 Radio Cuyo. Luego, conocieron a Eusebio Jesús Dojorti, artísticamente Buenaventura Luna, quien les ofreció incorporarse a un conjunto que estaba formando y que integraban Remberto Narváez, José Castorina —de nombre artístico El Zarco Alejo— y otros muchachos. Así nació la recordada Tropilla de Huachi Pampa.

Tras varias presentaciones se largaron a Buenos Aires y debutaron en Radio El Mundo, por entonces la número uno del dial. Más adelante, el conjunto participó del radioteatro campero El fogón de los arrieros, que de alguna manera seguía los pasos del exitoso Chispazos de tradición. Allí estaban entre otros, los hermanos Alfredo y Julio Navarrine, haciéndose cargo de los libretos Buenaventura Luna.

En 1942, Tormo, Narváez y El Zarco Alejo se independizaron para constituir Los Arrieros Cantores.

Hacia 1947 alguna contrariedad los separó: Narváez actúa esporádicamente mientras espera que su amigo Guillermo Arbós finalice su contrato en la orquesta de Héctor Stamponi, al año siguiente arman un dúo folclórico de larga actuación. El Zarco siguió con lo suyo como solista y Tormo, que había regresado a sus pagos, decidió lo mismo que éste y retornó a Buenos Aires con sus cuatro guitarristas, a probar fortuna.

Primero actuó en Radio Splendid, luego en Radio Belgrano, también en los reductos habituales de música popular. El número de admiradores aumentaba día a día, y llegó al disco. Luego de las primeras placas para el sello RCA-Victor, en 1949, edita una con “Los ejes de mi carreta” y el vals “Amémonos”, con éste último su fama se disparó al vender un millón de ejemplares. A tal punto, que el público llenaba el salón de la emisora donde actuaba y eran muchos más, los que no podían entrar y quedaban en la calle.

La fama del cantor creció de tal modo, que era requerido desde Colombia, Chile y Uruguay, países que fue recorriendo a su tiempo, con el mismo entusiasmo desbordante de público. Sus contratos fueron por montos no habituales para la época y, si algo le faltaba, aparece en 1950, “El rancho ‘e la Cambicha”, un verdadero éxito, del que se vendieron cinco millones de ejemplares. La atracción se mantuvo, hasta que llegó el 16 de septiembre de 1955 y vino el ostracismo.

Cuando en 1983 volvió la democracia, vinieron los reconocimientos por su trayectoria. De los muchos que tuvo recordamos sólo dos, el de 1999, cuando la Cámara de Diputados de la Nación lo distinguió como «Mayor Notable Argentino» y, después, cuando la Secretaría de Cultura de la Nación lo reconoció como «Personalidad Emérita de la Cultura Nacional».

De su repertorio tanguero, en el que predominan los valses, destacamos:

Amémonos” (vals) Inspirado en un aire popular. Música de Alfredo Gobbi y letra de Manuel Flores.
A unos ojos” (vals) También tomado de un motivo popular. Música de Carlos Montbrun Ocampo y letra de Gabriel Videla.
“Desde el alma” (vals); “Farol de los gauchos” (zamba).
“Puentecito del río” (vals). Música de Antonio Tormo y Manuel Canales y letra de Buenaventura Luna.
Que nadie sepa mi sufrir” (vals); “El huérfano” (Tema popular) Anónimo; “Idilio trunco” (vals); “Claveles mendocinos” (zamba).
La limosna” (tango). Música de Juan José Guichandut y Letra de Horacio Sanguinetti.
Mis delirios” (vals). Música de Agustín Magaldi y Pedro Noda, letra de Roque Corletto.
Flores del alma” (vals); “Los ejes de mi carreta” (milonga); “Las tonadas son tonadas”, de Cristino Tapia; “La tropilla” (triunfo); “Tu diagnóstico” (vals); “A mi madre” (estilo); “Dos que se aman” (vals). “Vivo en la taberna” (tango), música de José María de Hoyos y letra de Carlos Marín; “El adiós” (tango); “El trompetero” (tango), música de José María de Hoyos y letra de Atahualpa Yupanqui; “No puedo perdonar” (tango), música y letra de Elvira Tomasi; “La pastora” (canción), música y letra de José Razzano y Saúl Salinas; “Mis harapos” (canción).