ació en Zaragoza y vivió algunos años en Argentina componiendo música para obras teatrales. En 1930 se establece en Colombia, país en el que residió hasta su muerte.
Su obra está compuesta fundamentalmente por zarzuelas y en Colombia fue un importante educador y docente.

Gracias al maestro Carlos Di Sarli, que exhumó su tango “A la gran muñeca”, compuesto 25 años antes, la pieza adquirió la categoría de un clásico.

La letra le pertenece al periodista y libretista Miguel Osés y había sido especialmente concebida, para la obra de teatro que llevaba el mismo título que el tango.

Dicha obra, fue estrenada por la compañía Muiño-Alippi en el desaparecido Teatro Buenos Aires de la vieja calle Cangallo —por donde hoy pasa la avenida Nueve de Julio—, en la que Ventura, compuso toda su música.

Según Francisco García Jiménez: «Era el tiempo de la revista escénica porteña que salíase a veces, de los carriles comunes con algún decorado y algún juego de luces, excepcionales para entonces. Finalizaba la segunda década del siglo (XX) y en el Teatro Buenos Aires, la disciplinada compañía de Muiño y Alippi alternaba sainetes y revistas. Dirigía la orquesta estable el maestro Jesús Ventura, perteneciente a aquella legión de músicos españoles, que a principio de siglo (XX) tan valioso aporte dieron a la zarzuela criolla».

Y acota más adelante: «Estaba aún fresco en el mencionado teatro, el suceso allí obtenido por Manolita Poli, cantando el tango “Mi noche triste (Lita)”, en el sainete Los dientes del perro. Y fue de rigor que para la actriz-cancionista, compusieran Osés y Ventura un tango y le buscaran la condigna situación escénica».

Nos ha comentado nuestro amigo José María Otero, que don Jesús supo enseñar música en Madrid, en la red de San Luis, nombre que anteriormente tenía la Gran Vía.

Lo que resulta curioso es que tanto Ventura como Osés se hayan reunido para la creación de una página que significó para ambos, su único tango y, que éste sea, uno de los más emblemáticos del género.