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Manuel Sucher
Nombre real: Sucher, Manuel Bernardo
Pianista y compositor
(31 enero 1913 - 5 abril 1971)
Lugar de nacimiento:
Rosario (Santa Fe) Argentina
TEMAS AQUÍ MENCIONADOS
Como el hornero
Tango
Dónde estás
Tango
En carne propia
Tango
Margarita Gauthier
Tango
Muriéndome de amor
Tango
Nada más que un corazón
Tango
Noche de locura
Tango
Para el recuerdo (A Fiore)
Tango
Percal
Tango
Precio
Tango
Prohibido
Tango
Qué me importa tu pasado
Tango
Seis días
Tango
Señor de la amargura
Tango
CREADORES AQUÍ MENCIONADOS
Alberto Castillo
Alberto Marino
Alberto Podestá
Alejandro Romay
Ángel D'Agostino
Ángel Vargas
Aníbal Troilo
Anselmo Aieta
Antonio Arcieri
Armando Laborde
Astor Piazzolla
Carlos Bahr
Carlos Figari
Carmen Del Moral
Charlo
Ebe Bedrune
Enrique Campos
Fanny Loy
Félix Lipesker
Horacio Deval
Hugo Del Carril
José Rótulo
María de la Fuente
Mario Landi
Miguel Caló
Osvaldo Pugliese
Pedro Laurenz
Ranko Fujisawa
Raúl Iriarte
Ricardo Tanturi
Roberto Chanel
Roberto Giménez
Tita Merello
Zelmar Gueñol
Por
Julio Nudler
os Sucher, familia de clase media acomodada y cierto refinamiento, vinieron de Odessa en 1901. Bernardo Mendel, tercero de cuatro hermanos, nació en Rosario el 31 de enero de 1913, y pronto se convirtió en Manuel o Manolo. Su madre, Berta Schupper, se vanagloriaba de su título ruso de bachiller, nada frecuente entonces para una mujer. Era además hija de una obstetra, que inmigró con ellos y siguió ejerciendo su profesión en la Argentina. Pero David Sucher, su yerno, sólo era un comerciante próspero.
A los quince años, con pantalones largos prestados, Manolo se escapaba al oscurecer por el balcón para acompañar en piano las películas mudas en un cine de la calle Córdoba, en Rosario. Aunque estudiaba violín y parecía destinado a concertista de ese instrumento, había aprendido piano viendo tocar en la sala a sus hermanas María y Rosa.
En 1930 formó un conjunto con el bandoneonista
Félix Lipesker
. Cuando partió furtivamente hacia Buenos Aires en 1932 dejó su carta de despedida en el estuche vacío del violín, porque a éste lo había empeñado para costearse la aventura. Su hermana María (o Mary, como le decían) ya vivía en la capital desde 1929 y lo alojó en su casa.
De Rosario venía como pianista acompañante de
Fanny Loy
, bailarina que había resuelto convertirse en cancionista y logró actuar en radio Belgrano. Sucher se integró luego a la orquesta del bandoneonista y gran compositor
Anselmo Aieta
, que actuaba en el teatro Nacional, y más tarde a la del violinista
Antonio Arcieri
, llamada Los Matreros. También intervino a mediados de los '40 en la orquesta de «La Mujer Tango»,
Ebe Bedrune
. Paulatinamente se dedicó a secundar cantantes, como fue el caso de la consagrada
Carmen Del Moral
. Se le llegó a reconocer una especial habilidad en ese complicado oficio.
Fue por este prestigio que
Ricardo Tanturi
le encargó en 1943 la selección de un cantor para suceder al independizado
Alberto Castillo
. La elección final fue entre
Armando Laborde
, que grabó en acetato “
Margarita Gauthier
”, y
Enrique Campos
, que registró de igual forma “
Percal
”. Es sabido que Tanturi prefirió a Campos y no tuvo que arrepentirse. El último intento orquestal de Sucher fue el rubro que formó con el cantor
Mario Landi
. Ese mismo conjunto acompañó en 1948 a
Horacio Deval
. Pero el talante desordenado de Manolo sufría bajo la disciplina obligada del músico de orquesta.
Sucher se había iniciado como compositor con “
Como el hornero
”, cuya letra surgió de la inspiración de un peluquero uruguayo,
José Rótulo
. Ese tango quedó grabado por
Ángel D'Agostino
con
Ángel Vargas
y por
Pedro Laurenz
con
Alberto Podestá
. En 1946 escribió “
En carne propia
”, probablemente el mejor de sus tangos, con el letrista
Carlos Bahr
, llevado al disco por
Aníbal Troilo
con
Alberto Marino
y por
María de la Fuente
. el mismo binomio había concebido en 1944 “
Nada más que un corazón
”, grabado por
Osvaldo Pugliese
con
Roberto Chanel
y por Troilo con Marino. También escribieron “
Seis días
”, grabado en 1945 por Fiorentino con
Astor Piazzolla
y por
Miguel Caló
con la voz de
Raúl Iriarte
.
Del resto de su producción pueden rescatar “
Dónde estás
” y “
Noche de locura
”, también con Bahr, tango éste que aportó lo suyo a la enfatización sensual de los primeros años '50, permitiendo versiones tan valiosas como la de
Charlo
o la de
Ángel Vargas
, además de la de
Miguel Caló
con
Alberto Podestá
en 1954. Con “
Prohibido
”, pese a su escaso valor musical y a la pobre letra de Bahr, logró fabricarse un éxito, lo que también sucedió, aunque en menor medida, con “
Precio
”.
La inclinación comercial se afianzó con “
Muriéndome de amor
”, entre otros tangos por el estilo, que en realidad contribuyeron al eclipse del género. En la misma línea se inscribió “
Qué me importa tu pasado
”, con insufrible letra de
Roberto Giménez
y que Sucher firmó con el seudónimo Retama. Con
Tita Merello
escribió “Decime, Dios, dónde estás”. Con
Zelmar Gueñol
, “
Señor de la amargura
”, dedicado a Discepolín.
Sucher era un autor de oficio, de ésos que andaban por los cafés a la búsqueda de los cantores, a cuya mesa se sentaban para susurrarles: «Tengo un tango que es justo para vos», y ahí mismo se lo cantaban y le daban la pieza. Después interesaban al director de la orquesta. Rara vez escribió tangos instrumentales, pero una valiosa excepción es “
Para el recuerdo (A Fiore)
”, grabado por
Carlos Figari
en 1959.
Manolo era, como cuadra, muy devoto de su madre. Quería que todo el mundo la conociera, y así desfilaron por la casa de ella desde
Hugo Del Carril
a
Alejandro Romay
, pasando por
Ranko Fujisawa
. Por halagarla había incluso cumplido durante años con el complejo rito de la filacteria. Pero lo que más le gustaba era la noche, la diversión, la vida mundana. Vestía con cuidada elegancia y lucía relojes y anillos. Su carácter enérgico no le ahorró encontrones, como aquel altercado que protagonizó con Juan DArienzo en el ringside mismo del Luna Park.
En su departamento de la calle Güemes 3778 se reunía a cenar todo un grupo de amigos. Había derribado una pared para agrandar la cocina y poder acogerlos a todos. La heladera se la regalaron, pero en el lugar de la marca habían puesto Prohibido, como una advertencia contra sus excesos. El nombre de ese tango también figura en la lápida de su tumba en el cementerio judío de La Tablada. Pero toda barrera a su búsqueda del placer resultaba, inútil: el 5 de abril de 1971, cuando contaba 58 años, murió a consecuencia de un infarto, sufrido tras una comida abundante y una escaramuza sexual. Amante consumado, soltero inclaudicable, logró convertir su velorio en una interminable peregrinación de mujeres.
Extraído del libro
Tango judío. Del ghetto a la milonga
, Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1998.
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