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Roberto Di Filippo
Nombre real: Di Filippo, Roberto
Bandoneonista
(12 junio 1924 - 15 febrero 1991)
Lugar de nacimiento:
Peyrano (Santa Fe) Argentina
TEMAS AQUÍ MENCIONADOS
Aquel preludio de amor
Tango
Como abrazado a un rencor
Tango
Divina
Tango
El repique
Milonga
Flores negras
Tango
La clavada
Tango
Motivo de vals
Vals
Recuerdo [b]
Vals
Recuerdos de bohemia
Tango
Rubí
Tango
Verano porteño
Tango
CREADORES AQUÍ MENCIONADOS
Antonio Ríos
Astor Piazzolla
Eduardo Rovira
Elvino Vardaro
Fernando Tell
Francisco Fiorentino
Horacio Salgán
Hugo Baralis
Joaquín Do Reyes
Juan Carlos Mareco
Julio De Caro
Leopoldo Federico
Máximo Mori
Orlando Goñi
Roberto Di Filippo
Roberto Zerrillo
Por
Gaspar Astarita
ispuesto a escribir este trabajo sobre
Roberto Di Filippo
, y con el objeto de establecer primeramente —al igual que con los otros bandoneonistas— un juicio de valoración conceptual a manera de introducción, como una especie de necesaria ubicación y acercamiento al personaje, me encuentro de pronto con una calificada opinión de Ástor Piazzolla que viene a eximirme, con sobrados merecimientos musicales y probados conocimientos técnicos de ese imprescindible cometido.
Muchos saben que
Roberto Di Filippo
, después de finalizar sus actuaciones en orquestas de tango, allá en los comienzos de la década del 50, no había tocado prácticamente más el bandoneón. Siendo al mismo tiempo un excelente ejecutante de oboe, había ingresado en 1951 en la orquesta estable de Radio Splendid y, posteriormente —por concurso—, logró una plaza de oboísta, en 1961, en la orquesta del Teatro Colón, en donde finalmente, hacia 1980, alcanzó la jubilación. Entonces, estrictamente en forma privada, volvió a su entrañable primer instrumento: el bandoneón.
Y grabó, para algunos amigos —entre los cuales tengo el honor de contarme— unos casetes con música ciudadana, selectamente escogida, en donde figuran obras como “
Divina
”, “
Recuerdos de bohemia
”, “
Flores negras
”, “Cavilando”, “
Rubí
”, “Shusheta” y otras más, todas de exquisita factura melódica, todas con arreglos insuperables de
Máximo Mori
y todas magistralmente interpretadas en solos de bandoneón por
Roberto Di Filippo
.
Y una de esas cintas fue entregada por el violinista
Hugo Baralis
a
Astor Piazzolla
en 1981, que se encontraba en Francia, quien después de escucharlo le envió el siguiente comentario grabado al intérprete: «Francamente me asombró cómo tocás el bandoneón, gordo Di Filippo. Ahora me dan ganas de tirar mis dedos al río. Vos sabés que soy muy sincero, y que cuando un tipo toca mal se lo digo. Hace años que no oigo tocar el bandoneón como vos. Te escuché desde París y estoy muy emocionado. ¡Gordo, mi viejo amigo! Te quiero mucho y veo que estás mejor que nunca. Alguna vez vamos a tocar juntos y yo seré tu segundo bandoneón. Un abrazo. Piazzolla». (Estos conceptos los he extractado de la cinta que le envió Ástor Piazzolla a Di Filippo desde París, el 15 de julio de 1981).
Se podría pensar, luego del comentario elogioso de Piazzolla, que éste habló influido por la nostalgia y el recuerdo cariñoso al compañero con quien compartió aquella memorable orquesta de la década del 40, al recibir —tan lejos—, esa cinta grabada que llevaba Baralis.
Sin embargo, estoy persuadido de que no es así.
Astor Piazzolla
es absolutamente sincero. Lo prueba este nuevo comentario. El 28 de junio de 1984, cuando es entrevistado por
Juan Carlos Mareco
en Canal 7, en el programa
Cordialmente
, mientras relataba otros sucesos referidos al bandoneón, dijo de pronto: «El más grande bandoneonista de la Argentina se llama
Roberto Di Filippo
. Después de abandonar el instrumento durante casi treinta años, y al jubilarse como oboísta de la orquesta del Teatro Colón, retomó otra vez el bandoneón y nos pasó por encima a todos. Creo que técnicamente es lo más importante que hubo en la historia del instrumento en nuestro país».
Roberto Di Filippo
nació en Peyrano, una pequeña localidad del sur de la provincia de Santa Fe, hijo del matrimonio compuesto por don Antonio Di Filippo y doña Angela Colonna. De los nueve hijos que tuvieron, cinco recibieron educación musical.
Don Antonio, empleado ferroviario, como buen italiano, tenía el gusto y el cariño por la música. Y así fue que cuando el maestro Eduardo Vétere comenzó a viajar desde Rosario hasta Peyrano para atender su propia academia, cinco hermanos Di Filippo fueron anotados en ella, instruyéndose Lucio en bandoneón, Vicente en violín, Juan en bandoneón, Dominga en piano y violín y Roberto —quien aún no tenía 6 años—, en bandoneón. Y siendo unos niños, formaron una orquesta típica infantil que se desempeñó en reuniones y bailes, ganando aplausos, simpatía y adhesión del vecindario.
Roberto, debido a su dedicación y a sus aptitudes naturales, logró formarse sólida y precozmente, decidiendo hacer profesión de la música. Cuando tenía 17 años y fue requerido por
Roberto Zerrillo
en la Capital Federal, era ya un instrumentista sumamente capacitado. Le faltaba únicamente foguearse en la labor de conjunto, afianzamiento que consiguió rápidamente. En 1941, con esa orquesta llegaron sus primeras grabaciones. Intervino en los registros de los tangos “
El repique
”, de
Elvino Vardaro
, y “
Aquel preludio de amor
”, del propio Zerrillo.
Paralelamente, comenzó una intensa labor profesional participando en conjuntos para acompañamientos de cantantes solistas, hasta que a poco de estar en Buenos Aires se vinculó con tres jóvenes que ya habían alcanzado a trascender en los círculos tangueros:
Orlando Goñi
,
Francisco Fiorentino
y Ástor Piazzolla.
Nombraré —por el solo placer de regodearme— la fila de bandoneones del conjunto de
Orlando Goñi
: Jorge Martínez,
Eduardo Rovira
,
Antonio Ríos
, Luis Bonnat y
Roberto Di Filippo
. Luego, en la agrupación Piazzolla-Fiorentino, al lado del fueye del director, estuvo Di Filippo junto a otros dos buenos instrumentistas:
Fernando Tell
y Ángel Genta.
Pero de esa época trascendente del tango, tal vez lo que más quede grabado en el recuerdo de todos —ayudado, felizmente, por los testimonios discográficos (Odeon, 1946 a 1949)—, es su actuación en la orquesta de Ástor Piazzolla, en donde cumplió una extraordinaria labor junto a otros dos excelentes bandoneonistas: Abelardo Alfonsín y Vicente Toppi. En ese conjunto se puede apreciar el especial lucimiento de Di Filippo, porque desarrollaron un nutrido e importante repertorio instrumental. «Estoy prendido en todas», recordaba.
Después, a mediados de 1949 pasó a la orquesta de
Julio De Caro
, incursionó en la de
Joaquín Do Reyes
para finalizar su carrera en la orquesta de
Horacio Salgán
, director que lo mismo que Ástor, lo distinguió preferentemente. Pese a que hubo un inconveniente que los enemistó temporalmente. Le pasamos la palabra al propio Di Filippo:
«En abril de 1950 me incorporé a la orquesta de Salgán y posteriormente, comenzamos a grabar en Victor. Hicimos los tangos “Recuerdo”, “
La clavada
”, “
Como abrazado a un rencor
” y “
Motivo de vals
”. Una vez concluidos estos registros le comuniqué al director que me retiraba del conjunto pues había sido nombrado músico de la orquesta estable de Radio Splendid. Salgán se puso furioso e hizo suspender la venta de esas grabaciones. Hizo de nuevo todos los registros pero sin mí. La carátula del disco, sin embargo, estaba hecha, y yo aparezco al lado de
Leopoldo Federico
, y ésa no se modificó. Así que figuro en la fotografía pero no en las grabaciones».
Después de 1950, cuando comienza a notarse la declinación de las fuentes de trabajo para las orquestas de tango, y en especial, las de formación numerosa, Di Filippo decide asegurar su tranquilidad económica y después de pedir consejo a Piazzolla, determina aplicarse al estudio de otro instrumento no convencional que lo vincule a la música clásica y le permita acceder a algún grupo sinfónico de importancia. Elige el oboe, un instrumento cuya ejecución es de extrema dificultad. Acompaña la idea con la acción, siempre con Piazzolla de ladero, y adquiere un oboe usado, al mismo tiempo que es presentado por el autor de “
Verano porteño
” al maestro Edmundo Gaspart, ex solista de la orquesta del Teatro Colón, con quien comienza inmediatamente a estudiar con su habitual vehemencia y seriedad.
En 1951, ya ha ingresado a la orquesta estable de Radio Splendid como bandoneonista, pasa a tocar el oboe en el mismo conjunto, en el que se mantuvo por espacio de nueve años. En 1961, por concurso, se incorpora a la orquesta del Teatro Colón, en la que permanece por espacio de casi veinte años, actividad con la cual alcanzaría la jubilación en 1980, no sin antes haber formado parte en otras agrupaciones como el Quinteto de Cámara Philarmonía y el de la Policía Federal.
No sintió
Roberto Di Filippo
el llamado de la inspiración y por lo tanto no dedicó sus afanes a la composición. Como él mismo dice: «Mi inspiración ha sido siempre puramente interpretativa».
Músico cabal, en la tranquilidad de su retiro volvió a poner el bandoneón sobre sus rodillas, pero para la reunión intimista, para la grabación «casera» de algunos exquisitos arreglos para bandoneón solista que le alcanzaba, de vez en cuando, su amigo
Máximo Mori
. O para recordarse a sí mismo, que no defraudó a aquel buen italiano de su padre, que amaba la música y que seguramente se sacrificó con gusto para que ella fuera también un importante ingrediente espiritual de la familia.
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