Adolfo Mondino

Nombre real: Mondino, Adolfo Antonio María
Pianista y compositor
(7 diciembre 1896 - 21 diciembre 1963)
Lugar de nacimiento:
Montevideo Uruguay
Por
Horacio Loriente

no de los mejores pianistas de tango de su época. Trasuntaba personalidad, excelente sonido y prolija digitación. Estudió música desde niño pero su padre deseaba para él otro destino, originándose un disgusto que motivó su alejamiento del hogar.

Muy amigo de Enrique Delfino, durante la etapa montevideana del autor de "Milonguita", que le hacía llegar sus músicas pidiéndole opinión. En plena adolescencia escribe y edita sus primeros tangos: “Chelín”, que dedica a sus hermanas Alicia, Tita y Maruja. “A vintén”, “Artículo 211” y “Machaleño”.

Su carrera artística se inicia en Buenos Aires, reemplazando como solista a Eduardo Pereyra, registrando actuaciones en Tandil, Santiago del Estero y Tucumán. Estuvo brevemente en la orquesta de Juan Maglio Pacho, en 1921, y posteriormente en el conjunto dirigido por el violinista Eduardo Bianco, creando en esa etapa los tangos “Adiós [b]” y “La Patricia”.

Retorna a Montevideo y se reconcilia con su padre. Forma parte del selecto grupo de la Trouppe Ateniense y comienzan a aparecer sus tangos en los discos. El primero fue “Tus lunares”, que había sido presentado en el segundo concurso de tangos del disco Nacional en Buenos Aires y registrado por la orquesta de Francisco Lomuto, sin mayor repercusión, hasta que surgió un año más tarde un tema, con versos de Víctor Soliño: “Negro”, que impuso la voz de Rosita Quiroga y mereció entonces las grabaciones de la Típica Víctor y el famoso dúo de bandoneones Maffia-Laurenz. Este tango todavía origina derechos por su permanencia en los repertorios europeos.

Adolfo Mondino desempeñaba por entonces distintas actividades, entre ellas tuvo una casa de música en la calle Sierra 2008 que se llamó Casa Azul y tuvo vigencia hasta que la radiotelefonía desplazó —transitoriamente— a los discos fonográficos.

Sin ser su mejor tango, no hay duda que el más popular fue “Maula”. Lo había comenzado en Tandil en 1922 pero su edición se produjo unos años más tarde, con el agregado de los versos de Víctor Soliño. Fue estrenado en el Teatro Albéniz, por Pepita Cantero y obtuvo el primer premio en el concurso de música popular realizado en el Teatro Solís, en el carnaval de 1927, con el auspicio de la firma Dellazoppa y Morixe, representantes de la Casa Victor en el Uruguay.

Pocos días antes, sin que trascendiera al público, Mondino había escrito dos tangos en colaboración con Celedonio Flores. Existen los respectivos manuscritos de “Figurita marfilina” y “Ya no cantás”, fechada el 24 de enero de 1927.

En 1931, comienza a colaborar con conjuntos carnavalescos. El primero fue el Quinteto Palán Palán, cuyos componentes eran Carlos García, Eugenio Giovanelli, Eduardo Depauli y Serafín García. Quedaron en el disco los seis temas de ese conjunto, todas músicas de Adolfo Mondino: “Lloró el gaucho”, con letra de Celedonio Flores —dedicado a Enrique Delfino—; “Tus ojos negros”, canción criolla; “Parisina”, fox trot, “Consuelo”, pasodoble con versos de Víctor Soliño, y “Amada mía”, fado con letra propia. Complementaba el repertorio la ranchera “Agarrate Catalina”, con letra de Soliño.

Junto a Ángel M. Laborde como letrista, en los camavales de 1932, saca la patota lírica Al gran Bonete y dos años más tarde el quinteto carnavalesco Caballeros de la noche. También la radiotelefonía sirvió para lucimiento de Mondino y Laborde en un programa que tuvo cinco años ininterrumpidos de vigencia, llamado Ondas Musicales, nacido en Radio América y culminando en Radio Rocci, que funcionaba en la frecuencia de CX42.

Al llegar a 1940, Mondino se impone una pausa en sus creaciones musicales, reanudadas en 1952. En esa etapa se alternan los tangos con músicas criollas en distintas expresiones.

En el año 1961, tuvimos el privilegio de conocerlo personalmente, creando, de paso, una amistad que sólo pudo truncar su sentido deceso. Tenía en su casa un piano vertical, excelente, donde pudimos apreciar al artista en plenitud, con ese estilo y especial sonido que le sacaba al instrumento y del que nos ha quedado el recuerdo de su mano izquierda milonguera y bordonera.

Mondino había nacido en la Ciudad Vieja de Montevideo. Una rápida mención de sus obras más conocidas se hace necesaria, omitiendo las ya citadas anteriormente: “Patoteros”, “Milonga”, “En voz baja”, “Engrupido”, “Pajarito porteño”, en un repertorio que excede las ochenta composiciones.

No sería justo omitir la persona de su esposa, hace unos años fallecida, que vivió consagrada al ordenamiento, al registro y al estímulo de la difusión de la obra de Mondino. Una tarea en la que colaboramos, asombrados y emocionados ante su ejemplar dedicación. Olga Panguzzi de Mondino no puede quedar fuera de nuestro recuerdo.

Extractado de: Loriente, Horacio: Ochenta notas de Tango. Perfiles Biográficos, Ediciones de La Plaza, Montevideo 1998. Auspiciado por la Academia de Tango del Uruguay.