ació en Montevideo, Uruguay. Comenzó desde niño a amar la música y el canto, por herencia de su padre bandoneonista, aunque su primer amor fue el folklore, incursionando también en la música romántica. A los 20 años se enamoró del tango, del que ya no se separaría más.

Su debut fue en 1981, en el Teatro Carlos Brussa, con la orquesta de Walter Méndez. Luego, actuó en numerosas salas bailables: Sudamérica, Palacio Salvo, Casa de Galicia y otras. El cantor Aníbal Oberlín lo invitó a presentarse en el Canal 5 de televisión, en el programa Café concert.

En 1982, tuvo presentaciones en Buenos Aires, en El Rincón de los Artistas, Remembranzas y El Farolito. En 1984 se vinculó a la asociación cultural Joventango y, desde entonces, ha participado en los festivales de tango organizados por esa institución.

En la década del 90 inició sus giras en Canadá, con actuaciones en hoteles, teatros, televisión y radios. En Toronto recibió el premio al mejor intérprete y mejor tema, en el Festival Hispano-Portugués de la Canción, con la "Balada para mi hijo".

Desde 1992 a 1996, realizó cuatro giras como solista en Estados Unidos. En 1992 actuó en el Teatro Solís de Montevideo, acompañado por el trío de Edison Bordón, compartiendo escenario con el dúo Salgán-De Lío, en el marco del V Festival de Tango organizado por Joventango.

Tiempo después, entre 1992 y 1996, realizó diversas giras con las orquestas de Juan Carlos Croccia, Antonio Cerviño y el Sexteto Típico Bohemio.

En 1995, cantó en la Sala Verdi, en un homenaje a Carlos Gardel y en el Teatro Solís, en otro homenaje a la vedette Rosa Luna. Asimismo, continuó realizando sus actuaciones en el mítico templo del tango, Fun-Fun, uno de los pilares de la cultura uruguaya desde hace 115 años, acompañado por Lucho Martínez (guitarra) y Edison Bordón (bandoneón).

En 1996 participó en la Tercera Cumbre Mundial del Tango, realizada en Uruguay. Ese mismo año fue parte del homenaje a Amalia de la Vega, en la Sala Verdi. Después, y durante tres años, subió el escalón más alto de su carrera al integrar la orquesta de Donato Racciatti, con la que recorrió Uruguay y viajó a Japón en dos oportunidades.

Tres años más tarde, fue a Chicago, en Estados Unidos, con la compañía Naturalmente Tango, junto a un elenco de 15 artistas. Fue anfitrión y cantante en la tanguería La Casa de Becho, vivienda original de Gerardo Matos Rodríguez. En 1996 y 2002, actuó en muchas ciudades de Canadá, acompañado por el pianista uruguayo Walter Gugliotta.

En mayo de 2005, se presentó nuevamente en Toronto, Montreal y en Nueva Jersey, Nueva York y Washington, junto a Olga Delgrossi y el bandoneonista Ricardo Aguinaga, contratados por mi productora Tango y Punto.

En 2008, en la Sala Zitarrosa participó en la obra Entretanto Tangos, dirigida por Sergio Dotta, con textos del dramaturgo Dino Armas, acompañado por el trío de Álvaro Hagopian, director de la Filarmónica de Montevideo. También ese año, regresó a América del Norte, integrando la Orquesta Sinfónica Panamericana de Washington, que dirigía el Maestro Sergio Buslje, invitado por el bandoneonista uruguayo Raúl Jaurena.

En la Sala Zitarrosa estrenó, en 2009, el espectáculo Pino y las Mujeres del Tango, con la dirección de Dotta y textos de Armas y el acompañamiento del trío de Hagopian. En noviembre viaja a España con un espectáculo que incluía poesías del escritor Mario Benedetti.

En septiembre del 2010, emprendió otra gira por Estados Unidos, actuando en muchas ciudades de ese país, acompañado por la Sinfónica Panamericana de Washington, el Quinteto Quintango y la pianista Mari Paz.

A inicios de 2011, firmó como artista exclusivo del sello Sondor de Uruguay. Además, recibió dos importantes invitaciones: una de la organización de la Cumbre Mundial del Tango, para representar a Uruguay, en julio de 2011 en la ciudad de Seinajoki, Finlandia; otra, de la Embajada de Uruguay en Colombia, para los festejos del bicentenario del país cafetero y, también, para la Cumbre Mundial de Tango a realizarse en Medellín.

Como podrán apreciar los lectores de Todo Tango, la actividad de Nelson Pino es incesante. Y creemos, que es producto del reconocimiento de un público que ha sabido reconocer su calidad y talento.