Por
Roberto Améndola

n 1951, Radio El Mundo era uno de los centros de atracción de muchas orquestas típicas y un cuartel general para los músicos y cantantes que vivían y gozaban los mejores años del tango.

Transitando entre ellos, viéndolos actuar, observándolos en actitud de aprendizaje y permaneciendo a su lado, se encontraba Humberto Pinheiro, un joven de 17 años cuyo destino sería para siempre vivir entre la música y los músicos. Sesenta años después, y luego de haber recorrido como pocos el mundo con su instrumento a cuestas, su universo sigue siendo el mismo, vivir y trabajar rodeado de todo ese ambiente tanguero que lo admira y lo aprecia.

En el entorno de esa radio conoció a quienes lo iniciaron y con quienes dio los primeros pasos en el arte del contrabajo: Hamlet Greco y Fernando Cabarcos, padre de Horacio. También su propio padre era contrabajista. Así comenzó su trayectoria que lo llevó a tocar junto a muchos de los grandes, inclusive Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche, y a recorrer más de 40 países a lo largo de su extensa carrera, tocando desde Méjico, donde permaneció seis años, hasta en Egipto.

Nació en Paysandú (Uruguay), el 29 de julio de 1934. Arribó a la Argentina con su familia en 1938. Su padre era violinista y contrabajista, que actuó con las orquestas de Ricardo Pedevilla, Félix Guillán y Anselmo Aieta.

El Tango Trío
En los inicios, Humberto integró las orquestas de Ernesto Rossi, Enrique Alessio y Lucio Demare, con este último permaneció cuatro años. En 1966, en épocas en que el tango atravesaba muchas dificultades, formó una agrupación que trabajó muchísimo: el Tango Trío, cuya historia es muy difícil despegar de él, su alma mater. Este conjunto nació con el fin de acompañar a cantantes y bailarines.

En su extensa trayectoria el Tango Trío acompañó, entre otros, a Hugo Del Carril, en sus giras por Venezuela y Colombia, en 1971. Ese año se presentaron también, en el Manhattan Center de New York junto a Raúl Lavié; al siguiente, en Chile y, en 1973 realizaron una gira por Méjico y una nueva actuación en Manhattan, en el Carnegie Hall, con Juan Carlos Thorry y Simonette.

Luego, tocaron en la Universidad de Washington, seguidamente, una gira por Brasil y, en 1978, viajaron a Méjico por seis meses y se quedaron seis años contratados por Televisa, hasta que regresaron a Buenos Aires donde se presentaron en El Viejo Almacén.

Continuaron con giras por Perú, Colombia y Venezuela hasta integrar, en 1985, un show en el Hotel Sheraton de Egipto, donde volvieron a tocar en 1988. Para resumir, digamos que siguieron trabajando por lugares tan distantes como Perú, Italia, el Caribe y, con Rubén Juárez, se presentaron en Méjico, Brasil, Perú, Miami, Costa Rica, El Salvador, Guatemala hasta llegar a Austria, Alemania y Suiza. En Toulouse, acompañaron a los bailarines Gloria y Eduardo.

Entre 2004 y 2006, tocaron en El Viejo Almacén, Caño 14 y Michelangelo. Además de los ya nombrados, el Tango Trío acompañó a Edmundo Rivero, Hugo Marcel, Nito Mores, Néstor Fabián, Floreal Ruiz, Ruth Durante, María Graña, Gabriel Reynal, entre muchos otros; todo a lo largo de más de cuatro décadas de actuación. Asimismo, actuaron en cine en la película Carne, con Isabel Sarli, acompañando a Alba Solís.

La primera formación del trío se completaba con Walter Ríos (bandoneón) y Rubén Castro (guitarra). En el fuelle, se sucedieron Dino Saluzzi, Néstor Marconi, Julio Esbrez y Quique Greco. Intercalándose entre ellos, Julio Pane y Lisandro Adrover.

En un artículo periodístico de febrero de 1998, dice Héctor Negro: «Mencionar al Tango Trío es referirse por añadidura a Humberto Pinheiro, su creador, protagonista y alma mater», y más adelante agrega: «nació con la finalidad de ser un conjunto de acompañamiento de cantores y cantantes como lo sugirió, entre otros, Alejandro Romay, allá por 1966. Este destino lo apartó de algún modo del protagonismo y de la promoción que se brindaba a las clásicas orquestas típicas. Habría que preguntarles a qué cantores no acompañaron, ya que desde el legendario Hugo Del Carril hasta Floreal Ruiz, es difícil encontrar una voz que no haya cantado con ellos. Pinheiro es un contrabajista de sólida formación profesional». Y concluye Negro refiriéndose a Pinheiro: «a los 17 años debutó en el Café Nacional y desde entonces su carrera fue ininterrumpida, pasando por famosas orquestas, acompañando cantores, formando dúo con Lucio Demare, y hasta tocando en la orquesta de Pichuco reemplazando a Kicho Díaz

El trío hizo decenas de grabaciones con los artistas mencionados y, en 1968, grabó su único disco propio. En esa oportunidad, estaban Rubén Castro y Walter Ríos.

Algo sorprendente corona la carrera de este hombre, que vivió siempre de pie abrazado a su contrabajo y rodeado de los mejores fueyes: a los 75 años decidió tomar asiento y dedicarse al bandoneón. Para ello, comenzó a estudiar y hoy es una realidad que pudimos apreciar en el escenario de Los 36 Billares de la Avenida de Mayo.

En la actualidad, permanece fiel a su eterno amor: la música. Y mientras se prepara para pergeñar nuevos viajes, continúa trabajando en nuestro medio, en el armado de espectáculos consagrados a nuestro tango.