El Pibe del Abasto

Nombre real: Grassi, Roberto Osvaldo
Bailarín
(1919 - 1 julio 1996)
Lugar de nacimiento:
Azul (Buenos Aires) Argentina
Por
Salvador Arancio

ació en la ciudad de Azul, Provincia de Buenos Aires. Chicas y muchachos que empezaban tímidamente a bailar, lo hacían en los bailes de barrio, fiestas familiares y cumpleaños. Y este bailarín de punta a punta que aquí presentamos, no podía escapar a esa regla, pero, estaba predestinado. Vivía por el Abasto, en la calle Agüero 742, y a sus dieciséis años, era 1935, debutó en el salón ABC, de la calle Boulogne Sur Mer casi esquina Tucumán.

Los primeros carnavales —recuerda—, fueron en «La 20 de septiembre», conocida como «La veinte chica» de la calle Bustamante entre Lavalle y Sarmiento. Allí actuaba la típica de Antonio Arcieri y la jazz de Héctor Lagna Fietta. Más tarde frecuentó salones y clubes mlongueros como La Garibaldi, La Colonia Italiana, el Club Oeste, el Almagro, el Sportivo Buenos Aires y otros.

En esos tiempos y como una necesidad de tipo personal, escuchaba tangos y ensayaba movimientos y pasos. Casi comenzando el año cuarenta, los jueves, sábados y domingos concurría a los bailes y el resto de la semana a las prácticas que se realizaban entre hombres y se intercambiaban los roles. Cada tanto se aparecía un bailarín destacado para hacer exhibiciones, recordó entre otros a El Misto, a Carbuña, a El Pibe Colón y a Jorge Márquez.

Supo participar en los bailes populares que se hacían en el veredón del Balneario Municipal (Costanera Sur). Así continuó hasta 1944. Su gusto musical recaía principalmente en Aníbal Troilo y Carlos Di Sarli, porque sus ritmos le atraían como oyente y como bailarín, sin dejar de nombrar a Juan D'Arienzo, Alfredo Gobbi, Horacio Salgán, Ángel D'Agostino y Osvaldo Pugliese. Ideales para bailar. Pero como orquesta prototipo para todas las formas elige a Osvaldo Fresedo, sin dejar atrás a Francisco Canaro.

Desde su juventud admiró a distintos bailarines, para él, las máximas figuras de entonces eran José Méndez, que hacía pareja con La Cachito y formaban la pareja Los Méndez; el profesor Manuel Crespo El Nene del Abasto; El Vasquito; el profesor Juan César Mendieta y Carlos Estévez, Petróleo. De los actuales cita, cada uno en su estilo, a Juan Carlos Copes y Miguel Ángel Zotto.

En 1945, se inició en la enseñanza, luego de haber estudiado teoría con Manuel Crespo, Vicente Gargiuli, y Juan César Mendieta. Práctica era lo que le sobraba.

Ejerció como maestro de baile en todos los ritmos en boga, fue en la Academia La Porteña, de Corrientes al 1700. Siguió en la Academia Pedro, de Lima al 400 y en la Dopazo, de Rivadavia y Castelli. De ahí pasó a ser profesor de danzas de salón, tarea que cumplió hasta la década de los 90.

Desde 1952 se abocó, además, a la instrucción particular. Paralelamente estudió el aspecto psicológico del baile para poder transmitirlo a sus alumnos y así, ampliar su aprendizaje. Aparte de ser el baile su medio de vida fue haciendo infinidad de amigos e hizo giras por gran parte del país, Uruguay, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Venezuela y Colombia.

De su figura quedó testimonio en las películas: La cumparsita, Mi noche triste y también, junto a otros profesores, en un documental para la BBC de Londres.

Fue creador y organizador de concursos de baile de tango-danza en la Confitería Dominó (ex Novelty), en el Salón Agusteo, en el Salón Babilonia y en la Confitería La Armonía, de la avenida Corrientes.

En la calle Humahuaca de su barrio, vivía un canillita adolescente de familia muy humilde, llamado Mingo y huérfano de padre, que voceaba los diarios entre tranvías y ómnibus. Toda la barra leía los diarios de ojito porque Mingo se los facilitaba. Un día decidieron hacer un festival en su homenaje para ayudarlo con la recaudación. El acto se hizo en La veinte chica y desfilaron famosos bailarines de entonces, como: Pancho Bosco, Pablo Lento, La Lora, El Nene del Abasto y cerró Grassi. Uno de los organizadores tuvo la ocurrencia de presentarlo como El Pibe del Abasto. Y así se lo conoció siempre.

Perfeccionó y enseñó a bailar a muchas figuras conocidas de distintas actividades, algunos apellidos distinguidos, entre ellos: los boxeadores José María Gatica y Ricardo Calichio, el músico Osvaldo Manzi, el billarista Pedro Leopoldo Carreras, el cantor Rodolfo Lesica, el futbolista Elio Montaño.

En momentos difíciles fue ayudante de vidrierista y organizador de fiestas en confiterías, aunque muchas veces hizo vigilia sin ser semana santa.

Esto es apenas un resumen de sus sesenta años de bailarín activo. Concurrente asiduo a las reuniones de los viernes en el Bar Olimpia de Lavalle 1576, un día llegó pidiendo a los muchachos si alguien podía facilitarle el tango “La trilla”, por Florindo Sassone. Se lo brindaron y, a partir de entonces, no dejo de estar presente.