Bernardo Weber

Nombre real: Weber, Bernardo
Violinista
(20 marzo 1913 - 11 junio 1990)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Julio Nudler

ació en el barrio de Balvanera, en la fecha citada (en su documento figuraba el día 22) y es hijo de Saúl —nacido en Letonia, en la ciudad de Riga—, quien en Buenos Aires se hizo peluquero, trabajando en un local situado en la avenida Rivadavia y Azcuénaga; allí, con una clientela con mayoría de paisanos, cuando se daba la ocasión cantaba en idisch o en ruso y, mientras trabajaba, estaba con los oídos puestos en el sonido de un violín que venía de un cuarto cercano.

Eran los ejercicios de su hijo Bernardo. Cuando le pifiaba a una nota había un castigo, debía barrer el piso. Saúl arribó al país en 1906 sin un centavo y estuvo un tiempo en el Hotel de Inmigrantes o Residencia, para expresar mejor. Más tarde, vivió en un conventillo del barrio de Floresta, ya junto a su esposa, que arribó desde Odessa con trece años de edad.

De los cuatro hijos Bernardo fue el mayor y su primer trabajo como músico fue en boliches de mala muerte en el barrio de La Boca. Tenía sólo once años de edad. Y pese a esto ganaba más que su padre. A los trece años se ponía los pantalones largos pero sólo cuando debía actuar en el cuarteto de Juan Maglio, en unas vueltas turísticas en un barco. En esas oportunidades, ganó tanto dinero que, cuando regresó y se lo entregó integro a su madre, la familia organizó una fiesta.

Siguió con Pacho en el cabaret y con pantalones cortos, pero en una valijita llevaba los largos. Costumbres de la época que se prolongaron por muchos años. Tiene catorce años e integra un sexteto en la Confitería Metropolitan, allí en el piano estaba Orlando Goñi y a su lado el violín de Alfredo Gobbi.

En 1930, nuevamente con Maglio en el café Germinal, su ladero era Pedro Sapochnik, con quien mantuvo una larga relación personal de ingrato desenlace. Luego, comenzó la extensa y variada vinculación con Francisco Canaro, allí fue segundo violín, el primero era el italiano Octavio Scaglione (Piscoto). Cuando en 1938 Canaro armó un trío para acompañar a su amada Ada Falcón, allí estaba Bernardo junto a Francisco Pracánico en el piano y el bandoneón de Ángel Ramos.

En 1942, se incorpora a la orquesta de Ángel D'Agostino, debuta en el exitoso programa radial Ronda de ases, con el tango “La mariposa”. Siempre recordaba los nervios del director, que apenas logró marcar el compás de ese tango, le salió muy lento, pero al público le gustó y de allí en adelante ese fue su estilo. Fue gran atracción del Salón Imperio.

En ese año, Julio De Caro abandonó su condición de intérprete y en su lugar fue Weber que, de inmediato, también fue decareano. En 1949, aún permanecía en la orquesta. Su ductilidad lo llevó a recibir numerosos requerimientos, entre ellos Sebastián Piana para un cuarteto, en 1943, luego el conjunto de Howard-Landi, este último el cantor del grupo.

En 1951, lo cita Carlos Di Sarli, cinco años más tarde, cuando se produce la disolución de la orquesta, forman Los Señores del Tango, por supuesto, allí está su violín. A Di Sarli, con mucho esfuerzo, lo reemplaza Salvador Nicosia.

Realizó nueve giras a Japón. Con Francisco Canaro, con Los Señores del Tango, con Juan D'Arienzo —pero sin su presencia por miedo a los viajes en avión—, Carlos Lazzari asumía la dirección. Aquí siguió hasta 1976 cuando muere D'Arienzo.

Grabó con Donato Racciatti, y otros. Atraído por la música clásica trató de estudiar, pero a él le gustaba el tango. Mucho trabajo pero poco dinero, que además, no sabía ahorrar lo necesario como para ir viviendo. Cuando le llegó la jubilación pasó a atender el kiosco que daba a la calle de la peluquería heredada de su padre, aunque era alquilada. Y luego, agencia de juego, allí le dio empleo a Pedro Sapochnik.

Confesó que esperaba los fines de semana, con ansiedad, por si alguna orquesta lo necesitaba, pero los amigos pensaban que se sentía cómodo así y no lo llamaban. De carácter nostálgico, bohemio, nunca tuvo vivienda propia y nunca compuso nada.

Quiso que sus dos hijos fueran músicos. Su hija Mirta comenzó a estudiar el violonchelo y terminó como neonatóloga, y Mauricio tomó ese instrumento y formó parte de la orquesta filarmónica de Buenos Aires. Bernardo se casó a los 40 años de edad y a esa misma edad lo hicieron sus hijos.

Fue un soltero alegre, supo compartir bulín con Orlando Goñi, turnándose según la ocasión. Ya viudo y con los hijos en el extranjero, recibió desde Japón la invitación para que formara una orquesta. Y la formó —su primera orquesta propia—, pero no pudo ser, de pronto la vida lo abandonó a los 77 años.