Tito Francia

Nombre real: Francia, Fioravante
Guitarrista y compositor
(1 marzo 1926 - 30 diciembre 2004)
Lugar de nacimiento:
Mendoza Argentina
Por
Nicolás Sosa Baccarelli

odríamos comenzar diciendo que fue la guitarra toda, el nombre sagrado, el diapasón azul. Podríamos comenzar deslizando parcamente su nombre o mejor aún liberando al aire su apodo coronado de abrazos en la luminosa noche de Cuyo que lo hizo nacer y volver siempre (porque siempre volvió). Repasar su camino de músico azorado, de punteador perplejo ante la música entera y recordar con justicia toda la historia, todos los pueblos que habitaron sus cuerdas, el porte de su nombre, el tamaño de su guitarra. Podríamos todo esto, como para empezar. Es que en Tito Francia se resume tanto…

Nació y se crió entre músicos, en Mendoza. A los nueve años conforma un dúo junto a su hermano y comienza a actuar por las radios mendocinas: su principal escuela y su casa.

Su aprendizaje musical continúa con otros maestros: Higinio Otero, José Plá, Enrique Trensal, Pedro Alcaraz y Núñez, Enrique Gelusini, el Conservatorio Gutiérrez del Barrio y más tarde con su amigo Juan Carlos Sedero. En Buenos Aires ingresó al Conservatorio Nacional pero no pudo concluir allí sus estudios ante la necesidad de regresar a su provincia.

En Mendoza, a los 17 años, ingresa como músico estable en Radio Splendid. Pasa luego a Radio Aconcagua apenas se inaugura. Aquí comienza a trabajar con quienes se transformarían muy pronto en sus amigos y compañeros de ruta: los guitarristas Santiago Bértiz, Martín Ochoa, Pedro Gullo y Ángel Honorato.

El próximo salto lo da al ser convocado por Antonio Tormo. Así comenzaron las giras por el país y las actuaciones en radios porteñas de amplia audiencia tales como Radio El Mundo y Radio Belgrano.

Por estos años Francia toca en un conjunto de jazz y en los Trovadores de Cuyo con Hilario Cuadros. Durante los años 60 realiza una gira que lo llevará a Estados Unidos, Hong Kong, Tokyo, Taipei, Bangkok, Puerto Rico, Canadá, entre otros destinos.

Tito Francia representa una atrapante figura de la música, un punto de unión entre dos territorios generalmente escindidos: la música popular y la música académica.

Su sólida formación, su conocimiento de diversos y complejos lenguajes musicales, su solvencia armónica, de lectura y escritura, de arreglos y orquestación, lo mantuvieron distante del arquetipo de músico popular de su época.

Asimismo su larga trayectoria en el mundo de la radio donde acompañaba a voces de los más diversos estilos y texturas, su apego por la tierra que lo vio nacer, lo mantuvieron ligado a esos géneros en los que muy pronto descolló: el folclore y el tango. En este último se destacó como instrumentista, arreglador y compositor.

Acompañó a distinguidas figuras entre las que recordamos Alberto Marino, Roberto Rufino, Roberto Goyeneche, Oscar Alonso, Ángel Vargas, Tita Merello, Jorge Vidal, Jorge Sobral, Rosanna Falasca, Nelly Vázquez y Edmundo Rivero con quien viajó a los Estados Unidos en una comitiva de la que también formaba parte Astor Piazzolla.

Entre los innumerables grupos musicales que Tito integró y dirigió, recordamos el célebre dúo que conformó junto al bandoneonista Andrés «Polaco» Krisac. Testimonio del afecto que Francia tenía por Krisac, es el tango que compuso en su homenaje y que formó parte de su disco Polifacético.

Su nombre está íntimamente ligado al surgimiento y desarrollo del Nuevo Cancionero Cuyano, ese proyecto estético iniciado allá por 1963 en Mendoza, que logró abrir una perspectiva nueva en la historia de nuestra música popular y brindó un impulso de renovación al canto de Latinoamérica. El aporte de Francia a este movimiento fue fundamental: él fue quien proveyó al grupo de diversas tradiciones musicales, de frescas melodías, de armonías insospechadas.

En 1973 junto a Santiago Bértiz nos regalaron Fiesta para cuerdas: Bach, Paganini, Rimski Korsakov, Chopin, Piazzolla, Emilio Balcarce y obras de autoría del propio Francia, componían esta joya discográfica. Pocos géneros le fueron ajenos: tangos, canciones, cuecas, zambas, boleros, baladas, valses, música brasileña, foxtrot, tonadas, litoraleñas, vidalas, milongas.

En junio de 1974 ingresa como profesor adjunto de guitarra a la Escuela de Música de la Universidad Nacional de Cuyo y se mantiene en el cargo hasta 1986.

Entre sus obras más conocidas recordamos: “Zamba azul”, “Regreso a la tonada”, “Zamba de los adioses”, la “Suite Ruralia”, “Sinfonía Hiroshima”, “Sonata para piano”, sólo por nombrar algunas dentro de una extensa nómina en la predominan las composiciones inéditas y sin estrenar, con más de 70 obras clásicas y 94 obras populares. Un total de 164 composiciones entre las que figuran 23 tangos.

El 30 de diciembre de 2004, partía Tito Francia. Inclinada al arrullo profundo del diapasón, toda la música lloró sobre seis surcos sonoros, sobre su guitarra buena que ya no es suya, porque es de todos.