los 12 años comenzó los estudios del instrumento con el maestro Antonio Sánchez. Durante esa etapa se destacó con dos temas, un tango: “De puro guapo” y el vals “Suspiros del alma”, de Carmelo Taverna con letra de Adolfo Crosa.

También integró el conjunto denominado Los Niños de Buenos Aires, que participaron en un ciclo por Radio Mitre y estaba dirigido por los señores Cameiro y Britos. Allí conoció a un compañero llamado Eduardo Rovira, se hicieron amigos, ellos y las respectivas familias. Rovira lo convenció para que siguiera los estudios con su propio maestro: Francisco Alessio. Según me contaba Delgado, Alessio no era tanguero, más bien se especializaba en música clásica.

Por entonces, entre los años 1937 y 38, formó un conjunto orquestal de niños. Y me confió que notaba en su amigo Rovira una calidad superior en el manejo del bandoneón. Con el conjunto mencionado actuaron en el café Germinal, de 13 a 15 horas y, de 15 a 19, se presentaba la orquesta de Aníbal Troilo. Allí permanecieron un año y medio.

En 1939, integró la orquesta Ritmos Porteños que, al año siguiente, debutó en Radio El Mundo y en Radio Splendid, además en la boite La Cigale de la avenida Corrientes 1153, en los altos del cine Broadway. También amenizaron bailes en diversos clubes de barrio, entre ellos, Juventud de Piaggio en la ciudad de San Martín, provincia de Buenos Aires.

En LR3 Radio Belgrano, ya actuó con el conjunto a su nombre. Cuando le comenté a mi amigo, el investigador Héctor Ernié, de mi relación y vecindad con Dionisio, a quien había escuchado, me encomendó le pidiera todos los datos de las grabaciones que había realizado, así como los temas clásicos que ejecutaba con su orquesta, como una sinfonía titulada Egmont de Ludwig Van Beethoven, El barbero de Sevilla de Gioachino Rossini, la sinfonía Poeta y aldeano de Franz Suppé, Danza ritual del fuego de Manuel de Falla y otros.

Cuando tuve en mis manos su carpeta de recortes de la década del 40 noté que estaba prendido entre las grandes orquestas del momento y no solamente en los barrios, también en el cabaret Moulin Rouge, en la confitería La Armonía, el Richmond de la calle Suipacha y el de la calle Buen Orden (actual Bernardo de Irigoyen), el Munich de la calle Boedo, el Café Argentino de la calle Corrientes, barrio de Chacarita.

En 1948, actuó en Mar del Plata en el café Ambos Mundos. En 1959, trabajó en el Bar Ebro y en el Café Benigno, de la calle La Rioja 2177, aquí con su cantor Carlos Salcedo.

En 1961 retornó a LR4 Radio Splendid y, en 1966, se presentó en la confitería Mi Club.

Su repertorio estaba compuesto por 120 tangos, además de valses, piezas clásicas, boleros y canciones paraguayas. Para el sello Cancionero grabó entre otros “Viborita” de Eduardo Arolas, “Se muere de amor”, con la voz de José Torres, “Flor del valle” con José Torres, “Romance del trovador” de Leo Rosen y Primo Antonio, con José Torres, “Saudades”, una milonga de Alfredo de Ciano.

Temas propios: “Becqueriana” en colaboración con Luis Morán, “La señal roja” y “Si supieran mis amigos”. De sus cantores que no llegaron al disco estuvieron Ángel Ramos y Jorge Duval. Cuando decidió abandonar la actividad musical pasó a dedicarse exclusivamente al comercio.

Nota publicada en Cuadernos de difusión del tango Nº 21.