ija de intérpretes de ópera, fue de las primeras actrices y bailarinas, que además cantaban, en los comienzos del siglo XX, tanto en los teatros alegres, como en los serios, como el Teatro Apolo.

Tenía registro de soprano y llegó al disco para el sello Victor. Por esta razón y sus aceptables condiciones integró, entre otras, las compañías de Florencio Parravicini, los hermanos Podestá, la de Guillermo Bataglia.

Fue, además, sino la primera, una de las pioneras en bailar el tango sobre un escenario. Hugo Lamas y Enrique Binda en su documentado trabajo El tango en la sociedad porteña (1880-1920) rescatan el hecho de que en la obra Fumadas, representada en el Teatro Apolo en 1902: «Lea Conti y Pablo Podestá bailaron un tango que hizo estallar la sala de aplausos con el obvio bis». Ese cuadro apareció registrado en algunas críticas de los diarios de la época.

Fue esposa del actor, compositor y músico Antonio Domingo Podestá.

Ya mayor tuvo papeles secundarios en muchas películas: El cielo en las manos, con música de Astor Piazzolla y la voz de Edmundo Rivero. La rubia Mireya; El alma en un tango, Payaso, con Luis Sandrini y otras.

Actuando en el Teatro Nacional, en una de sus tradicionales revistas, Atilio Supparo autor de la letra del tango “Pa' qué más”, le pidió que lo cantara en una representación. Su interés radicaba en que Carlos Gardel concurriría a la obra y su autor quería que lo escuchara. Ocurrió y fue llevado al disco en 1926 con las guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri. Un tango registrado por Gardel era sinónimo de éxito y sus autores beneficiados.