ació en el barrio de Caballito de la ciudad de Buenos Aires. Hijo del músico Carmelo Taverna, desde muy joven estudió arte escénico, siendo uno de sus maestros Pedro Escudero, casi al mismo tiempo tomo clases de canto.

Encaró primero el teatro independiente, a continuación llegaron los elencos tradicionales, como la compañía de Leonor Rinaldi. Luego más cursos sobre actuación, con Ricardo Passano, y con Daniel de Alvarado. Apareció en fotonovelas y en muchos programas de televisión.

En 1961, fue distinguido como revelación del año por su destacada actuación, en un ciclo de comedias españolas difundido por Radio del Estado.

Se fue volcando al tango en 1960, cuando cantó con la orquesta de Jorge Caldara. Dos años más tarde se incorporó a la de Carlos Figari, en reemplazo de Enrique Dumas. Para algunas presentaciones fue requerido por Mariano Mores, como ocurrió en los carnavales del club San Lorenzo, del año 1963.

Sin abandonar las presentaciones en televisión, en programas con cierto sesgo musical donde era necesario un tango, su buena presencia era un atractivo más, nunca fue un cantor clásico de orquesta, posiblemente su pretendido rol de actor se entreveraba con el de cantor.

Algunos de los programas de los que participó fueron: Todo es amor (1965); Sábados continuados (1965); La revista del Dringue (1969) con el cómico Dringue Farías, Beba Bidart y Jovita Luna, entre otros; Ese mundo de Discépolo (1970), en el que se recreaba la vida de Enrique Santos Discépolo; Grandes valores del tango (1978), dirigido por Silvio Soldán.

Se largó como solista en 1964, con un disco larga duración, acompañado por una formación dirigida por Lito Scarso. En 1965, formó parte del elenco de una pieza teatral en el Teatro Cómico (actual Lola Membrives) y otra en el Teatro San Martín.

Más adelante, hubo otro disco, esta vez con un conjunto formado para la ocasión y dirigido por Juan José Paz.

Se casó con María Cristina Laurenz, hija del famoso director y compositor Pedro Laurenz, con la que tuvo un hijo, luego se separaron.

En 1974, se embarcó en una gira de varios años por países orientales, estuvo en Japón, China, Taiwán y Malasia, también por España y Sudamérica. Su repertorio constaba de títulos clásicos: “Los mareados”, “Tabaco”, “Tinta roja”, “Yuyo verde”, “Nada”, así como también, “Balada para un loco” y otros temas que casi no tuvieron difusión.

Queda la sensación que Marcó no supo manejar su carrera, no pudo hacer pie en ninguna de sus posibilidades. Tampoco encontrar un estilo como cantor. No era de emplear toda la potencia de su voz y, de a poco, se fue transformando casi en un decidor muy romántico y bastante sobreactuado.

Sus poses actorales, vistas en algún video, no lo favorecían y bien pudieron ser la causa de su lento ostracismo. Las revistas de chismes del ambiente artístico informaron que no mantenía relación con su hijo radicado en España. Además de algunas historias con artistas de menor nivel, en algunos casos, bastantes exóticas. Por ejemplo, se casó con una ciudadana china Penny Liu en aquel lejano país y, más tarde, con una bailarina y contorsionista de circo llamada Cristina.

En 1993 edita un casete Siempre Tango, producido en Chile, con arreglos y dirección musical de Salvador Grecco. Todas las obras de ese volumen pertenecen al creador chileno Orison Moya. Más tarde lanzó los CD Entre tangos y boleros Vol. 1 e Íntimo y pasional.

En su última etapa formó pareja artística con Claudia Toscano con quien presentó los espectáculos Amores de tango y Algo contigo y se presentaba los sábados en el bar L'Aiglon, de Callao y Bartolomé Mitre. Participaba también del programa de tangos que conducía Silvio Soldán por Canal 26.

Su muerte también fue destacada en algunos medios. El día de su cumpleaños número sesenta y cinco, mientras reparaba descalzo un artefacto eléctrico sin haber cortado la corriente, en su casa de la calle Thames, una fuerte descarga eléctrica lo fulminó.