e niño fue llevado a Barcelona (España) por sus padres, estudiando música en la Capilla de la Merced (Escolanía), perfeccionándose al piano con el gran Enrique Granados y bajo la dirección inmediata de Frank Marshall. Al regresar a su país ingresó al Instituto Musical Fontova donde hizo estudios superiores con León y Conrado Fontova y contrapunto con Carlos Pedrell.

Su gran afición por el teatro le hizo desviar su vocación de concertista para dedicarse a la dirección orquestal que ejerció por espacio de cincuenta años. Ha sido director en todos los teatros de Buenos Aires, los principales del interior y también de Chile, Paraguay, Uruguay y Brasil.

Estrenó unas cincuenta obras entre zarzuelas, comedias musicales, sainetes y revistas, y dirigió las orquestas sinfónicas de las radios: Prieto, Belgrano y Splendid.

Su primera pieza popular fue el tango “Callate zonzo” del año 1906 y tuvo en aquella época bastante difusión. Al año siguiente publicó su primer vals boston titulado “Añoranza”, que publicado por Breyer ejecutaron al piano muchas niñas de aquel tiempo. Además tiene buena cantidad de tangos, pasodobles, foxtrots, la mayor parte pertenecientes a obras teatrales.

Hermano del famoso primer actor Joaquín Pibernat, con quien colaboró en teatros y radios.

Conocido, y algo más, de Carlos Gardel dijo refiriéndose a él: «Tuve vinculación con el querido y popularísimo cantor, con el cual mantuve una cordial amistad, aunque no nos viéramos con frecuencia, ya que él y yo actuábamos en distintos géneros, desde sus primeras actuaciones teatrales.

«Nos encontrábamos a menudo en Radio Prieto, allá por el año 30, cuando esa emisora se instaló en la calle Suipacha casi esquina Corrientes; antes, por 1925, había grabado mi tango “Dejá el cabaret” (Por última vez). También me grabó en aquel año otro tango “Linda criollita”, letra y música mías. (No la hallamos a esta supuesta grabación).

«En 1929, estando yo de director de orquesta de la compañía de operetas en el Teatro Ópera, al terminar un acto de la opereta de Lehar, Eva, oí una voz que me decía: «¡Bravo, maestro!» Me di vuelta y me encontré con Carlitos que me felicitaba con aquella bonhomía y sinceridad tan características en él. Esa noche en un entreacto de la representación, me dijo que le gustaba mucho ese género y me lo demostró cantándome a sotto voce algunos fragmentos que conocía muy bien. ¡Qué magnífico elemento hubiera sido con su simpatía, su figura y aquella magnífica voz baritonal...!

«La última vez que nos encontramos fue en el vestíbulo del Teatro Maipo con motivo del beneficio de Pepe Arias. Fui para acompañar a mi hija Maruja cuya colaboración había solicitado el beneficiado y entre los colaboradores también tomaba parte Carlitos, siempre risueño y con su contagiosa simpatía.

«A la salida nos despedimos, pues días después debía partir, creo a los Estados Unidos. Nunca hubiera supuesto que aquél iba a ser el viaje sin retorno y que aquél «¡Adiós, maestro!» iba a ser el definitivo»; relató todo esto para esta recopilación.

Pibernat nació en Paraná (provincia de Entre Ríos) el 5 de febrero de 1884 y falleció en Buenos Aires el 11 de julio de 1981.