ijo del director de la banda de policía de la Capital Federal, el maestro Félix Rizzuti (1855-1919), inició sus escarceos musicales bajo la tutela paterna.

En un café de Barracas hizo sus primeras armas frente al público en un cuarteto donde también formaban el bandoneonista Juan Guido y el violinista Agesilao Ferrazzano, dos grandes músicos del ayer.

Con el mismo Guido tocó en el Tabarín, para pasar luego a la típica de Ricardo Brignolo; dejando a éste se fue a la de Eduardo Arolas, con quien actuó en Montevideo. Integra después un conjunto con Pedro Maffia, Julio De Caro y Juan Rosito con el que actuó en El Parque, famoso café de la calle Corrientes.

Formó también al lado de Luis Petrucelli y al poco tiempo se fue con Osvaldo Fresedo, con quien estuvo muchos años actuando en los mejores teatros, cabarets, radios, etc. y viajó a Europa en 1928.

A su regreso actuó con Carlos Marcucci e integró por 1932 una gigante orquesta dirigida por Julio De Caro. Volvió con Fresedo unos años más, como en su mejor época, decidiendo luego formar la de su nombre y las rotuladas Rizzuti-Álvarez y Rizzuti-Ray para desempeñarse brillantemente por la Radio Belgrano y otras.

Su primera composición, el tango “El carpincho”, data de 1920. A éste le sumó dos éxitos, “Cenizas” y “El cisne”, dos delicadas páginas que deben ser sin duda sus mejores tangos.

Muchos otros dejó: “Misterioso”, “La pueblera”, “Pulgarín”, “Hacia el fango”, “Risa de cabaret”, “De primer agua”, “Loquita”, “Mi estrella”, “Se van a armar”, “Primer amor [c]”, “Rezongos”, “Piedad [b]”, “La muñeca”, “Mandinga”, “El tarta”, “Como un sueño [b]”, “Adiós para siempre [b]”, “El último beso [b]”, “Entre rejas”, “Pasión”, “Retazo”, “Queja melodiosa”, “Milonga”, “Ta-Te-Ti”, “En la jaula”, “Linda francesita”, “Che Pascual”, “Mi último trago”, y entre otros títulos, los grabados por el insuperable Carlos Gardel: “Bésame en la boca”, con versos de Eduardo Calvo; “Desilusión” con letra de Julio Bonnet; “Hollín” con la de Amadeo Canale; “Canción de cuna” y “Volvé mi negra” con sentidas palabras de José Diez Gómez.

De Gardel ni pensar que pudo ser amigo, fue mucho más y hasta pudo ser su asesor musical pero negose a ello por no abandonar a Fresedo. Siendo pianista de este director actuó en París en un mismo escenario con el divino cantor y fueron gratos los momentos vividos juntos.

Fue uno de los más brillantes pianistas que tuvo el tango en su historia y su arte exquisito se ajustó debidamente a la delicadeza de Fresedo.

Rizzuti nació en Buenos Aires (San Cristóbal) el 6 de agosto de 1897 y allí falleció el 16 de enero de 1953.