afés Nacional, A.B.C., Tráfico, El Parque, y tantos otros que quedaron en el recuerdo o se los llevó el olvido, como así cabarets, cines, glorietas sintieron el martilleo de su piano.

El peregrinaje de los músicos de su tiempo, andaban de una a otra orquesta, ora en un café, ora en un cine, etc. determinó que él también deambulara de un lugar a otro y así integró la de los hermanos Servidio en varios escenarios, entre ellos el Café Nacional; con Juan Pedro Castillo en giras al interior anduvo un tiempo; con Luis Bernstein en un pequeño conjunto; con el Pibe Bernardo (Bernardo Germino, reputado violinista de la época) lo hizo en períodos intercalados; con la típica de Miguel Padula, etc. etc.

Mientras ejecutaba música ajena escribía versos que alguna revista publicó en sus comienzos y que fue la base que le sirvió para crear hermosas páginas musicadas por colegas.

Registró ciento veinte canciones, con algunas de fama internacional como el vals “Amor y celos”, con música del citado bandoneonista Padula, o las que le grabó Carlos Gardel, “Mascotita de marfil” vals con música de Rafael Giovinazzi y Juan Pedro Castillo y “Ojos maulas”, tango con música de Luis Bernstein, o “Tu pálido final”, tango con música de Vicente Demarco que estuvo en el repertorio de los mejores intérpretes de mitad del siglo.

Con la colaboración de muchos otros compositores dio éxitos temporarios como “Mariposita dorada”, “Mis recuerdos”, “Magda”, “Decile que vuelva [b]”, “Tendrás que llorar por mí”, “El anuncio”, “Vida triste”, “Voz de ausencia”, “Que no sepan las estrellas”, “En secreto”, “Dos años a la marina”, “Arreando penas”, “Canto rodado”, “No hay quien iguale a mi suegra”, “No llores madre”, “Hormiga Negra”, “Se fue sin decirme adiós”, “Guapo”, “Noche clara”, “Ñanduty [b]”.

No hay mentas de sus tratos con Carlos Gardel sobre anécdotas y otras cosas pero solían encontrarse en el Café Nacional o en la casa grabadora de Max Glücksmann. Si anduvo con los Servidio tuvo que ser amigo del Morocho.

Su vocación hizo escribirle obritas teatrales en sus comienzos.

Roldán nació en Buenos Aires el 15 de febrero de 1894 y allí falleció el 13 de mayo de 1954.