llá en Milán, su ciudad natal, diplomóse en el conservatorio Giuseppe Verdi y ya en Buenos Aires, adonde llegara a los dieciséis (1907) años de edad, completó sus estudios musicales.

Vinculóse al teatro nacional mediante la composición y dirección de orquesta, debutando con la obra de Carlos Schaefer Gallo El Cercado Ajeno, estrenada el 2 de julio de 1917 en el Odeón por la compañía Vittone-Pomar.

Puso música luego a El Gran Mariscal de Agustín Fontanella; La Lecherita de Carlos R. de Paolis; Stud La Pampa de Enrique Maroni y Rogelio Giúdice; El diablo metió la pata de los hermanos Rada; El nido de cóndores de Alberto Weisbach; A las 9 en el convento de Schaefer Gallo; Nápoli en Buenos Aires de Fontanella; Los ciegos de San Martín de Maroni; Banco Municipal de Préstamos de De Paolis; Los asesinos del pueblo de Alberto Ballerini y Antonio Botta.

También el radioteatro supo de su profesión musicando obras en su mejor época. El conjunto Chispazos de Tradición, de tan grata recordación, contó con su valiosa colaboración, como así las novelas radiales de Héctor Pedro Blomberg y Viale Paz.

La música autóctona argentina lo atrajo y volcó en ella todos los matices disponibles para su mente creadora desde su llegada al país.

Con su orquesta clásica folklórica actuó por Radio Cultura cuando la radiofonía era la alegría de los hogares y dejó impresas en discos Odeón páginas valiosísimas de nuestro acervo campero. También actuó en otras emisoras.

Cuando en 1917 Carlos Gardel y José Razzano cruzan la cordillera de los Andes para actuar en Chile, él los acompaña y es testigo de cómo los cantores copiaban del vulgo chileno oyendo cantar a sus gentes, diversas canciones que luego firmaron como propias y que fueron muy populares aquí: “Ay Elena”, “Ay Aurora”, “Mis Perros”, “El chilenito”, “La yegüecita”, “Mi palomita”, pertenecen a aquella gira.

El también trajo una página que luego se hizo muy famosa, “Ya canta el gallo”, zamba que llevó al disco el dúo que grabó asimismo “La salteñita” con versos de Enrique Maroni, quien escribió los versos de su canción “Ya que dijiste que sí”, que fue creación igualmente del dúo.

Gardel le grabó los tangos “La mascotita”, letra de Luque Lobos, y “Virgencita de Pompeya” con versos del citado Maroni. Le pertenece también el arreglo musical del pasillo “Mis flores negras” una de las mejores canciones del repertorio gardeliano. Puede decirse que fue el gran maestro que tuvieron Gardel y Razzano.

Aquél viaje a Chile lo recordó en diciembre de 1934 para la revista Sintonía, así: «Año 1917, octubre. Estoy saturado de melodía argentina. He penetrado todos sus secretos, y crece para mí el encantamiento de ese ritmo melancólico que acunó a América. Parto para Chile acompañando al dúo Gardel-Razzano. Debía dar conciertos en Santiago y dirigir la orquesta que acompañaba a Paquita Escribano. Al interrumpirse la temporada por indisposición de Gardel, se me ofrece la oportunidad de hacer una tournée por Perú con la tonadillera Roxana».

Otras de sus composiciones son: “Tango de las campanas”, “Por mi madre”, “La taba de la vida”, “A las 9 en el convento”, “Tengo miedo [b]”, “Stud La Pampa”, “Cuchillo de guapo”, “Triste recuerdo”, “La nieve”, “Destino”, “Mi criollita”, “¿Qué haré?”, “¡Se fue y no dijo nada!”, “El minuet de Manuelita”, “La canción del charrúa”, “Duerme la calle de Santa Clara”, “La canción del candombero”, “El antifaz”, “Punta con punta”, “La canción inútil”, “El gato negro”, “La cifra federal”, “La porteña del Retiro”, “Nostalgia indígena”, “Pericón argentino”, con diferentes ritmos y la buena colaboración de poetas como Héctor Blomberg, Carlos Max Viale, Enrique Maroni, Jorge Luque Lobos, Domingo Gallicchio.

Félix Scolati Almeyda nació en Milán (Italia) el 3 de octubre de 1891 y falleció en Florencio Varela (provincia de Buenos Aires) el 27 de agosto de 1964.