n su barrio de Boedo se inició en fiestas familiares y con Ismael Gómez, del mismo barrio, visitó otras barriadas y llegó al centro.

Después de desfilar por conjuntos diversos, por el año 1924 formó el dúo criollo Spina-Araujo y de inmediato el de Spina-Correa, con los que actuó por las radios de aquel tiempo, como así en salas de espectáculos y numerosos festivales.

Con su compañero Miguel Correa secundó a Charlo en sus comienzos cuando grabó sus primeros discos en Victor y con el mismo Correa y otros guitarristas e intérpretes de la categoría de Rosita Quiroga y Mercedes Simone, entre muchísimos más, e integró el trío de Ciriaco Ortiz.

En la década de 1920 grabó, en la citada marca de discos, a dúo de guitarras con Baudino y formó parte del elenco estable de varias emisoras, entre las que se cuenta la prestigiosa Radio El Mundo en la mejor época de la radiotelefonía.

Como compositor dejó un éxito de siempre, el vals “Tu olvido”, y los mejores intérpretes, como también las más populares orquestas, grabáronle los tangos: “Serpentina doble”, “Virgencita de Pompeya [b]”, “La pecadora”, “Me quedé mirándola”, “Loco turbión”, “Mis canas”, algunos de buen éxito, el vals “Pena gaucha”; la chacarera “La cuyana”; la canción “La reina de mis ensueños”. Estas obras tuvieron como letristas a José Rial, Domingo Lombardi, Francisco Brancatti, Eugenio Cárdenas, Roberto Miró.

A Carlos Gardel lo conoció en aquél ambiente de centenares de cantores y guitarristas del 1920, más o menos, y “Tu olvido” lo grabó en Francia, adonde lo llevara acuciado por la amistad existente entre los dos y el conocido pedido de Gardel a músicos amigos: «¿No tenés algo lindo para que te grabe?».

Cuando el gran Carlitos hacía cine en Nueva York y reclamó a Buenos Aires el envío de tres guitarristas, él fue apalabrado para suplir a Pettorossi que era el señalado para viajar con Barbieri y Riverol, pero que por cuestiones particulares no podía hacerlo. Inconvenientes insalvables lo retuvieron optándose entonces por Aguilar a quien resistía el cantor.

Al conocerse la infausta de Medellín con las pérdidas de vidas consiguientes, con dolor y tristeza musitó: «Pensar que yo debía estar allí».

Spina nació en Buenos Aires el 7 de julio de 1899 y allí falleció el 11 de septiembre de 1959.