Por
Raúl Lafuente

a legendaria y popular barriada de Parque de los Patricios ha sido cuna de muchas figuras de singular valía dentro de las manifestaciones tangueras. Entre ellas merece cita y recuerdo Juan Bautista Guido, conocido como "El lecherito"; auténtico as del bandoneón dentro de la época en que le tocó desempeñarse.

Nacido el 1 de febrero de 1898, en nuestra ciudad, cursó en la misma sus estudios primarios y sólo por imposiciones familiares aprendió el oficio de carpintero. El ruido de sierras y garlopas no pudo imponerse a los sonidos con los que el aprendiz soñaba poder interpretar y al poco tiempo abandonó aquellos para dedicarse de lleno a la pasión que desde los seis años de edad lo atraía con entusiasmo poco común. Desde entonces, el día que desgranó algunas notas en un viejo acordeón, la vocación musical lo absorbió plenamente.

Tiene tan solo trece años cuando comienza a actuar junto al que sería su maestro, eximio ejecutante, como él, vecino del barrio y famoso intérprete de la "guardia vieja": Arturo Severino, recordado autor de los tangos, entre otros, "La bicoca", "El trompito Nº 2" y "Metele bomba al primus".

Tal fue la dedicación y capacidad demostrada por Guido, que a poco su maestro lo invita a integrar un conjunto por el dirigido, tres bandoneones, tres violines, tres guitarras y una flauta. Es decir: sólo un puber cuando actuando en una orquesta e interpretando en el mismo instrumento que el director. Eso fue premonitorio: "El lecherito" (su juventud y el hecho de -que su padre vendiera productos lácteos le valió el apodo) tenía las condiciones para ser un as y así lo demostró a lo largo de su corta existencia.

En 1913 -Guido tiene 15 años-, forma un trío con violín y guitarra para debutar en el café "43", en su barrio natal, avenida Caseros 2459. Este centro tanguero cuyo nombre obedecía a la gran concurrencia de obreros y empleados de la fábrica de tabacos de la firma Piccardo instalada en la calle Uspallata nº 1720 elaboradora de los cigarrillos que popularizaron el número.

El café, también conocido como "La fonda", vio pasar por el pequeño palco a los grandes intérpretes de la época y contó entre sus parroquianos además de la enorme concurrencia de vecinos adeptos a compositores de trayectoria, con los que mantenían saludables polémicas monotemáticas. Sabemos de la asistencia de José Rial; de Guillemo Barbieri -ambos autores del popular vals "Rosa de otoño" y de aquel cantor Luciano Cardelli "el tanito" que hiciera dúo con "el negro".

La exitosa actuación, en el barrio, lo encumbra y le permite pasar junto al pianista Samuel Castriota a realizar los cambios en bailes del desaparecido Café Olimpo (Avenida Pueyrredón 1461). El mismo local donde hacía demostraciones coreográficas el mentado Benito Bianquet "El Cachafaz".

A poco, Guido actúa en la famosa "Casa de Laura" integrando el conjunto que el pilar del tango Vicente Greco agrupó para perfeccionar y difundir nuestra música. Al lado del autor de "Ojos negros" completó su conocimiento del "fueye" foqueándose junto a figuras estelares.

En 1916, junto con el pianista José María Rizzutti -formado a su lado-, arma un quinteto que sería famoso, al complementarlo con Nicolás Di Masi y Ghernichi en los violines y José Galarza en flauta. Ese quinteto actúa, con éxito rotundo en el café "La morocha" y en el bar "Los leones" donde, por razones desconocidas, Agesilao Ferrazzano reemplaza a Di Masi. La trascendencia del conjunto lo hace desempeñarse durante casi un año en el céntrico Tabarís, lugar donde había dictado cátedra "el tigre del bandoneón" Eduardo Arolas.

Desintegrado el quinteto, Guido pasa a formar un cuarteto junto a Rocatagliatta que con José Rossito tocaban el violín y "El chon" Eduardo Pereyra, en el piano. Actúan en el café "Parisién" de la avenida Alvear donde "El lecherito" es solicitado, con ventajoso ofrecimiento en la retribución para desempeñarse con el maestro Roberto Firpo al lado de instrumentistas como Cayetano Puglisi, Elvino Vardaro y José Servidio.

Ya Guido está en la cumbre y como un as lo reconocen músicos y público. Después de varias temporadas con el autor de "El amanecer" y otra vez su afán de lucimiento aislado de los instrumentos le hace formar un pequeño conjunto, ahora con el pianista Carlos Vicente Geroni Flores.

No pasa mucho tiempo cuando su barrio tiene la alegría de volver a tenerlo interpretando junto a su viejo y no olvidado maestro Severino en el corazón del "Parque": el café "Benigno" de la calle Rioja 2177.

En un viejo programa de nuestro archivo, fiel testimonio, leemos: "Mes de julio de 1929. Cine Teatro Suipacha. Calle Suipacha 442. La sala predilecta de las familias. Tres grandes orquestas. Jazz Band Sinfónica Gordon Strettonn, Clásica Suipacha, Típica Criolla Juan B. Guido. Todos los días a las 18,10 y 22,10. Grandioso éxito del celebrado cantor nacional Carlos Gardel, acompañado por los guitarristas Aguilar y Barbieri."

Nada más explícito sobre la trayectoria de nuestro biografado: compartió los escenarios con el cantor máximo de todos los tiempos quien, por otra parte, le llevó al disco sus tangos "Coquetita", "Muñeca de carne" y "Tarde Gris".

En otra de sus actuaciones estelares como en la del cine Real participó junto a compañeros de actuación de renombre como Adolfo Carabelli y el dúo Magaldi-Noda.

La radiotelefonía lo contó entre sus asiduos artistas actuantes. Estuvo en la inauguración de la emisora L.R.5 Radio Excelsior y en muchas otras estaciones se lo oía a menudo.

Como podemos apreciar, nuestro músico, tuvo sus mejores momentos en la década del '20 y los primeros años del '30, cuando su actuación radiofónica, en cabarets, bailes y cafés lo consideran número de atracción.

Su intensa producción discográfica, efectuada para el sello Victor entre los años 1928 a 1930, llegando a grabar alrededor de 80 piezas, indican su actividad nada más que en números pues sobre la calidad interpretativa sólo los coleccionistas catadores nos permiten disfrutar del alto valor.

La orquesta Víctor estaba formada por su director Guido y Domingo Plateroti, en bandoneones; Elvino Vardaro, Alcides Palavecino, Eugenio Menjolou y Emilio Puglisi en violines; Alfredo Corleto en contrabajo y Pedro Vergez en el piano. En algunas ocasiones cantaba el estribillo o, como se usaba entonces, el refrán Juan Lauga, hermano de Pedro, el de renombrada actuación en las filas del maestro Julio de Caro.

En 1935 Guido integra la típica "Guardia Vieja" de Ángel Greco, popular payador, cantor, guitarrista y compositor hermano de Vicente, el autor de "Rodríguez Peña".

Malestares físicos le imposibilitan, a partir de entonces, mantener el trajinado ritmo anterior por lo que sus actuaciones se hacen esporádicas hasta que en 1945 el acuarelista Lopecito lo invita a actuar en la audición "De Villoldo a Gardel", integrando su orquesta típica. Con ella, a pesar de la salud quebrantada, efectúa algunas giras por el interior hasta que se produce su deceso el 5 de octubre de 1945.

Compuso, además de los ya mencionados, los tangos "No vuelvas a mentir", "Linda estampa", "Mi piba", "Miniatura", "Uno menos", "Tito", "Pa'que veas", "Buen Amigo" homónimo del de Julio de Caro, "La uruguayita", "Alma triste", "Dempsey", "Mucho corazón" y "Yo les quiero preguntar".
Al igual que sus colegas bandoneonistas de ese tiempo, Francisco Peña; Antonio Bonavena; Julián Divasto, Mocciola y Antonio Sureda, tuvo la especialidad de dedicarse a la ejecución y composición de valses criollos. En el género es autor de "Mi hechicera".

Publicado en Hombres de Tango y el Barrio, fascículo Nº 17 del Ateneo de Estudios Históricos "Parque de los Patricios". Abril-Junio de 1974.