Por
Horacio Loriente

l mayor de una familia de tres hermanos músicos, Cayetano Puglisi nació en Messina, región de Sicilia (Italia). Emilio, violinista como él, espíritu inquieto, después de gustar los halagos del triunfo en las orquestas porteñas, tocó en orquestas internacionales hasta en la lejana Teherán (capital de Irán). José, en cambio, desde el puesto más humilde realizó su carrera dedicada al violoncello en la orquesta del Teatro Colón de Buenos Aires, totalmente ajeno a la vida del tango.

Cayetano Puglisi llegó a Buenos Aires en el año 1909. Estudiante de violín, fue alumno del maestro Pessina, perfilándose como un gran ejecutante de tan difícil instrumento. Inclinado en sus principios a la música clásica, luego de realizar un concierto en el Teatro Nuevo, fue becado por el diario La Prensa para perfeccionar sus estudios en Europa, viaje que no pudo realizar con motivo del estallido de la guerra mundial de 1914.

Por aquellos difíciles tiempos, los cafés ribereños del barrio de la Boca captaron sus primeros pasos, aunque formalmente sus recuerdos en cuanto a la mención de compañeros se sitúan en el famoso bar Iglesias de la calle Corrientes, integrando un trío típico con Carlos Marcucci (bandoneón) y Pedro Almirón (piano), éste sustituido por Robledo, sin haber llegado a los 13 años ninguno de ellos. Era un trío de pibes.

Se produce un hecho trascendente para la carrera del gran violinista. En el bar Iglesias lo escucha Roberto Firpo y lo incorpora a su conjunto como segundo violín, ante el alejamiento de Tito Rocatagliatta, pasando a primero Agesilao Ferrazzano. Transcurría el año 1916. El debut se produjo en el Royal Pigall. Roberto Firpo le enseño con paciencia casi paternal los fundamentos del violín en el tango.

Viaja por primera vez a Montevideo en 1917, como músico de Firpo, actuando en el café La Giralda. En esos carnavales viaja a Rosario integrando la orquesta Firpo-Canaro presentándose en el Teatro Colón, aunque en los afiches figura la foto de Tito Roccatagliata, que no pertenecía ya a ninguno de los dos conjuntos.

Al regresar a Buenos Aires se graba “La cumparsita” con intervención de Puglisi y, unos meses más tarde, también le toca participar en el registro de la canción “Mi moro” en tiempo de tango, donde con el beneplácito de Mauricio Goddard interviene el dúo Gardel-Razzano y también es notoria la presencia del famoso clarinetista Juan Carlos Bazán.

La orquesta de Roberto Firpo, la más famosa de esa época, interviene en el estreno del sainete Los dientes del perro en oportunidad de estrenarse “Mi noche triste (Lita)” interpretado por la actriz Manolita Poli.

Recibía Firpo en 1918, el invalorable aporte de Pedro Maffia, que se produjo durante una gira en Punta Alta (Puerto Belgrano) en espectáculos en que también se presentaba el dúo Gardel-Razzano y su guitarrista José Ricardo. Casi junto con Maffia se incorporaba el violinista Octavio Scaglione, alejándose en cambio, Ferrazzano. Desde entonces, Cayetano Puglisi es primer violín y la orquesta agrega un tercer violín: Adolfo Muzzi.

Entusiasmado con las notables condiciones de Cayetano Puglisi, Firpo crea y le dedica uno de sus mejores tangos, con el sugestivo título de “El talento”.

A esta altura ya es maravilloso el sonido de su violín. El enorme trabajo que por entonces tenía la orquesta Firpo, le impiden, a su pesar continuar estudiando y limitan sus creaciones como compositor. No obstante, en 1922 había compuesto tres tangos: “Mi lobito” que fue el primero, luego “Carpentier”, escrito en respuesta a “Dempsey”, de su compañero de orquesta Juan Bautista Guido, en la época del enfrentamiento de esos colosos del box. El tercero fue “Tambour cerrao”, escrito a pedido de un hermano de Firpo que era pelotari.

Del prestigioso Cayetano Puglisi como solista existen documentos discográfico, formando dueto con Roberto Firpo y también con Enrique Delfino.

Cuando Roberto Firpo hace un paréntesis a sus actividades musicales, Puglisi dirige el conjunto durante algunos años, alejándose definitivamente de ese conjunto que lo hizo famoso en vísperas de los carnavales de 1928.

Con la autorización de Firpo, Puglisi reforzaba la orquesta de Francisco Canaro en las grabaciones para el sello Nacional-Odeon y, oficialmente en actuaciones públicas, entre 1930 y 1933.

Cuando Pedro Maffia se separó de la orquesta de De Caro en 1926, formó enseguida su propio conjunto. Pedro Maffia y Alfredo De Franco (bandoneones); Cayetano Puglisi y Osvaldo Scaglione (violines); Luis Cosenza (piano) y Francisco De Lorenzo (contrabajo). Posteriormente entrarían Osvaldo Pugliese y Elvino Vardaro, reemplazando a Cosenza y Scaglione.

Llegamos a un capítulo muy importante en la trayectoria artística de este gran músico. Lo ubicamos en 1928, época de auge de los sextetos. Ese conjunto espléndido que formó es siempre recordado con admiración y nostalgia por los amantes del buen tango.

Se presentaba en la sala del cine Paramount. Sus integrantes eran: Armando Federico (piano); Cayetano Puglisi y Mauricio Mise (violines); Federico Scorticati y Pascual Storti (bandoneones) y José Puglisi (contrabajo). En ese ciclo, Storti fue reemplazado posteriormente por Domingo Triguero. La orquesta tuvo siempre impreso un sello de calidad, con singular ritmo tan lentón como tanguero, y una riqueza de matices difícil de igualar. La crisis del trabajo motivó la disolución de este conjunto.

Después de realizarse la segunda temporada de la comedia musical La muchachada del centro, a fines de 1933, al retirarse Puglisi definitivamente de la orquesta de Francisco Canaro, forma nuevamente una orquesta que tuvo actuaciones en LR9 Radio Fénix de Buenos Aires con la siguiente alineación: Orlando Goñi (piano); Cayetano Puglisi, Mauricio Mise y Juan Bianchi (violines), este último uruguayo y autor de los arreglos; Alfredo Calabró y Juan Miguel Rodríguez (Toto) (bandoneones); Pedro de Véscovi (contrabajo); y el cantor era Antonio Rodríguez Lesende.

Dejan de actuar juntos en 1936, separándose y Cayetano Puglisi se incorpora en la orquesta de Juan Carlos Cobián, actuando en el cabaret Charleston.

En 1937, en la flamante Radio El Mundo, impulsada por Pablo Osvaldo Valle, se constituyó el pequeño conjunto llamado Trío Nº 1, formado por Juan Carlos Cobián, Ciriaco Ortiz y Cayetano Puglisi. Cantaba Rodríguez Lesende. Fue pianista de alternativa, Carlos Di Sarli.

Había entonces en la radiotelefonía argentina una saludable y tenaz competencia y el tango ocupaba, en el interés de las grandes emisoras, lugar de privilegio.

LR1 Radio El Mundo convocó a Puglisi para coordinas los acompañamientos de los grandes intérpretes del momento, que actuaban por esa emisora. Con el pianista Joaquín Mora y el bandoneón de Ciriaco Ortiz, prestigiaron a muchos artistas, llegando a grabar en los sellos Odeon y Victor con, entre otros, Hugo Del Carril.

En 1938, también en Radio El Mundo, Cayetano Puglisi integra una orquesta numerosa dirigida por el maestro Julio De Caro.

En 1940, se disolvía en Montevideo, la orquesta de Juan D'Arienzo. Todos sus músicos se reagrupaban bajo la dirección de Juan Polito, contratados inmediatamente por la emisora LR2 Radio Argentina. Febrilmente, D'Arienzo buscó elementos para formar una nueva orquesta, haciéndole una tentadora oferta a Cayetano Puglisi. Aceptada la misma, junto al pianista Fulvio Salamanca, Héctor Varela y el cantor Alberto Reynal, antes de promediar el año, D'Arienzo se reintegraba a Radio El Mundo en medio de una gran expectativa, logrando mantener su estilo.

Se iniciaba la última etapa de una vida de dignidad al servicio del tango. En un estilo alejado de su sensibilidad y de su gusto, quedaron igualmente intactas sus brillantes condiciones. D'Arienzo le reservó un breve pasaje solista en la cuarta cuerda, que cumplía con seriedad y el sonido inconfundible que siempre lo distinguió. De cualquier manera, para un intérprete de sus condiciones, era en cierto modo una tristeza asistir a sus breves intervenciones, cuanto tanto podría exigirse a su violín maravilloso.

Le apasionaban tres aspectos que no pudo realizar, como artista y como tanguero de los mejores, siempre absorbido por agotadora labor, solicitado constantemente en razón de su extraordinaria capacidad. No haber podido tener permanentemente su propia orquesta; no haber podido componer más música y, finalmente, no haber podido seguir estudiando.

De su exigua labor autoral podemos destacar “Tristeza de barrio”, que luego se llamó “Sueño florido”, “Tus noches de amor”, “Si el corazón supiera”, “Realidad” y “Mi viejo Montevideo”. (otras obras suyas fueron: “Milonguero”, “Alma criolla”, “Diez años”, etc.).

Su lamentado deceso se produjo en Buenos Aires. Se iba con él un pedazo grande del tango.

Originalmente publicado en el libro Ochenta notas de tango. Perfiles biográficos, Ediciones de La Plaza, Montevideo 1998. Auspiciado por la Academia de Tango del Uruguay.