Por
Ricardo García Blaya

úsico completo, buen ejecutante del bandoneón y mejor compositor, pertenece a una generación que recrea al tango, consolidando la tarea del arreglo, donde nos regala una obra como compositor, de estructura bien armonizada y con melodías muy originales, a veces sencilla y melódica: “Corazón no le hagas caso”, “Trenzas”, “Tabaco” y “Claveles blancos”; otras en base a trebejos armónicos con un tratamiento rítmico más complejos “Margo” y “Anoche” o ya, en un corte netamente moderno: “A los amigos”, posiblemente su obra mayor, “A Zárate” y “A tus pies bailarín”.

Nace en Zárate (provincia de Buenos Aires). De muchacho ingresa a la academia de Juan Elhert, donde aprende solfeo, armonía y composición. De la mano de su maestro llega a Buenos Aires, con sus compañeros de estudios: Enrique Francini, Héctor Stamponi y Cristóbal Herreros para actuar por la radio.

Luego, el reconocimiento y el principio de una carrera brillante con el maestro Miguel Caló, después su consagración con Francini (Orquesta Francini-Pontier), hasta llegar a tener la orquesta con nombre propio, después del 55.

La orquesta Armando Pontier estaba formada en la fila de bandoneones por Pontier, su amigo Nicolás Paracino, Antonio Roscini y Ángel Digiovanni; los violines a cargo de Alberto del Bagno, José Sarmiento, Ernesto Gianni y Pedro Desret; Ángel Cichetti al piano y el contrabajo su otro gran socio musical, Fernando Cabarcos. Las responsabilidad vocal la tenían Julio Sosa y Roberto Florio, luego suplantado por Oscar Ferrari.

Radio Belgrano contó con su talento durante más de diez años, y fue estrella de los bailes de carnaval del Centro Asturiano, a fines de los años 50, con Julio Sosa y Oscar Ferrari. En 1960 ingresa el cantor Héctor Darío en reemplazo de Julio Sosa y al año siguiente Roberto Rufino ocupa el lugar de Oscar Ferrari.

En 1963, junto a su ex socio Enrique Francini, y sus antiguos compañeros, Domingo Federico, Alberto Podestá y Raúl Berón, integra La Orquesta de las Estrellas, bajo la dirección de Miguel Caló, siendo pianista de la misma Orlando Trípodi.

En 1966 lo encontramos nuevamente al frente de su orquesta, con los cantores Alberto Podestá y Héctor Darío. Hace su primera gira a Japón con las voces de Darío y Néstor Real. Después, constituye un sexteto que trabaja en Radio Municipal y en el cabaret Marabú, junto con los cantores Oscar Ferrari y el recientemente incorporado Carlos Casado, con quien actúa por televisión y graba un larga duración.

En 1973 reconstituye la orquesta con Francini para hacer una nueva gira por Japón, contando con la colaboración de la cantante Alba Solís e importantes músicos como: Omar Murtagh, Néstor Marconi y Omar Valente, entre otros.

En 1982 se agrega el juvenil cantor uruguayo Gustavo Nocetti.

La obra autoral de Armando Pontier es extensa y con algunos temas de excepción, que el tiempo a convertido en verdaderos clásicos del género: “Tabaco”, “Trenzas”, “Corazón no le hagas caso”, “Cada día te extraño más”, “Anoche”, “El milagro”, “Claveles blancos”, “El vals soñador”, “Milongueando en el cuarenta”, “Bien criolla y bien porteña” y temas instrumentales de gran factura como “A los amigos”, “A José Manuel Moreno”, “A Zárate” y “A tus pies bailarín” y “Pichuco” entre otros. Junto al letrista uruguayo Federico Silva compuso muchos temas, catorce de los cuales grabó Goyeneche con el acompañamiento de Aníbal Troilo, para un long-play del sello RCA Victor.

Fallece por su propia determinación, hundido en una profunda depresión, el 25 de diciembre de 1983, en su departamento del barrio de Belgrano.