Por
José Gobello

ació en Ancona, Italia, desde los tres meses de edad vivió en Buenos Aires.

Hacia 1920 hizo sus primeros versos, y poco después, algunas canciones con Antonio Sureda, que permanecieron inéditas. En 1945 escribió su primer tango con el título “Ya lo sabe todo el barrio”, que no fue ni editado ni estrenado.

Como Dante A. Linyera y otros jóvenes obreros de condición modesta tuvo de chico la pasión de los libros y de los versos, que orientó hacia la poesía popular, principalmente la del tango.

Como nos cuenta Horacio Ferrer en su Libro del tango: «Admirador de los poetas de la escuela de Boedo de la década del treinta, alternó luego, en la peña «Pachacamac» de José González Castillo, en el barrio de Boedo. Autor de buen oficio, cultor de un estilo literario directo que no desdeña el empleo de un sentido lenguaje metafórico de genuina sensibilidad porteña».

Su amistad —promovida por la noche porteña— con el violinista Antonio Blanco, que militaba en la orquesta de Alfredo Gobbi, le proporcionó la ocasión de entreverarse en el mundo de la cancionística, por entonces poblado tal vez con exceso.

Blanco musicó sus primeras letras —las de “Amanecía” y “Amigo Sol”— y enseguida Alfredo Gobbi —El violín romántico del tango—, hizo lo propio con “Tu angustia y mi dolor” y “A mis manos”, tango el primero, milonga la segunda, que registró respectivamente con su orquesta y el cantor Tito Landó el 14 de diciembre de 1954 y con Alfredo del Río el 28 de marzo de 1955.

El infatigable y siempre bien informado Gaspar Astarita ha compilado una lista de sesenta y ocho composiciones de Camilloni, entre cuyos colaboradores musicales contáronse autores tan notables como Osvaldo Pugliese, Argentino Galván, José Dames, Arturo Gallucci, Julio Ahumada y otros. El mismo investigador ha señalado que «a fines de la década del 40 y en adelante sus obras lo mostraban en pleno dominio de la versificación para el acople musical y con el sello inconfundible de toda su obra: lenguaje cuidado, pulcritud y sencillez y la oportuna y eficaz metáfora».

Camilloni fue un hombre muy querido y respetado. Popularizó la expresión «hermano Grillo» para llamar a quienes tenían su misma vocación poética. Héctor Negro reconoce la influencia que Camilloni tuvo en su obra y ha exaltado «el humanismo y una concepción del amor y de la mujer que lo ubican entre lo más destacado del género».

En 1976 sus amigos reunieron sus poemas en un volumen titulado Camilloni con y sin música.

Sus temas más destacados y populares son, sin duda, el tango “La última”, con música de Blanco, del que ha quedado la excelente versión de Aníbal Troilo con el cantor Ángel Cárdenas (25 de setiembre de 1957) y la ya mencionada milonga “A mis manos”.

Su tango “Hasta el último tren” ganó el primer premio del Festival del Tango y la Canción organizado por la Municipalidad de Buenos Aires en 1969 (el segundo correspondió a “Balada para un loco”, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer). Lo cantó entonces Jorge Sobral, quien luego lo grabó con una orquesta dirigida por Juan José Paz en 1969.

Otros temas de su autoría: “Tengo un amigo”, “Tenía que suceder”, “Cuando muere una esperanza” (con música de Arturo Gallucci); “Las cuentas de mi madre” y “Mujeres son mujeres” (con Alfredo Gobbi); “Estás en mi corazón”, “Predestinada”, “Mi vieja mesa”, “Canción de piano y balcón”, “Pichuco está tocando”, “Mi hermana y yo” (todos con Antonio Blanco); “Aquella deuda”, “Mi tango y su duende” (con Mario Demarco); “Vamos tropilla” (con Emilio Balcarce); “Amigo camionero” y “Che colectivero” (ambos con Osvaldo Pugliese).