Por
Néstor Pinsón

penas compuso un tema (la milonga “Mi regalo”), tuvo orquesta propia al final de su vida y no llegó a la grabación comercial ni a destacarse mayormente en sus actuaciones en público. ¿Qué fue lo que despertó tal devoción artística entre la gente de tango? ¿Qué lo hace estar entre los preferidos junto a Francisco De Caro, Carlos Di Sarli u Horacio Salgán?

De sonido suave, fraseo limpio y pausado, inagotable imaginación creadora, tenía una forma inimitable de «llevar» a la orquesta. Adoptaba una extraña posición frente al piano, sin posturas académicas, con las piernas abiertas y extendidas, sin utilizar por lo general los pedales. Una actitud informal con su bordoneo grave, cansino, con una marcación cerrada y acordes ligados en «tempo rubatto». Tenía influencias de pianistas de jazz de su tiempo y el uso de la síncopa le daba una personalidad distinta a sus interpretaciones.

Comenzó estudiando seriamente con Vicente Scaramuzza, piano y armonía. Pero muy pronto encontró el tango y una bohemia descontrolada.

Debuta como profesional a los 13 años en la orquesta de Alfredo Calabró y de inmediato, junto a su amigo de la infancia Alfredo Gobbi, forma un sexteto para actuar en algunos locales. Actuó luego con Miguel Caló, con Manuel Buzón y con Anselmo Aieta en el café Nacional.

En la orquesta de Buzón conoce a Aníbal Troilo, con quien se reencuentra, en 1936, en la orquesta de Juan Carlos Cobián. En 1937 Troilo decide formar su agrupación y convoca a su amigo Goñi para ser el pianista de la orquesta.

En Troilo encuentra un alma gemela musicalmente, porque rondó por muchas orquestas, pero aquí permanece hasta septiembre de 1943. Tiempo suficiente para lograr el reconocimiento que durará décadas.

Forma luego su propia orquesta completada por los bandoneones de Antonio Ríos, Roberto Di Filippo, Eduardo Rovira y Luis Bonnat; en violines: Rolando Curcel, José Amatriain, Antonio Blanco y Emilio González; Domingo Donaruma, en contrabajo. Pasaron como vocalistas: Francisco Fiorentino, Antonio Rodríguez Lesende, Osvaldo Cabrera y Raúl Aldao. Con esta formación actuó en radio Belgrano y en algunos locales nocturnos.

Aunque no grabó comercialmente, se pudieron rescatar dos discos de acetato con cuatro temas registrados: “Y siempre igual” (canta Raúl Aldao), “Mi regalo” (canta Osvaldo Cabrera) y los instrumentales “Chiqué” y “El taura”.

Su bohemia lo llevó a «quemar» su vida prematuramente. Sintiéndose irremediablemente enfermo marchó a casa de un amigo músico en el Uruguay donde falleció.