Por
Oscar Del Priore

anet es el prototipo del clásico guitarrista tanguero, dispuesto siempre a unir su guitarra a una voz de tango. Sus influencias se remontan al estilo de los acompañantes de Gardel, Magaldi y Corsini.

Fue uno de los pocos guitarristas que logró evadir las influencias de Roberto Grela, creador de toda una escuela en el tango. Su estilo estaba enraizado en forma directa a los conjuntos de guitarras clásicos. En muchas de sus actuaciones agregó al trío o cuarteto de guitarras otros instrumentos de cuerda: contrabajo, violines y violonchelo.

A los doce años despertó su vocación al escuchar a Ignacio Corsini y sentir una profunda admiración por su terceto de guitarras que integraban Armando Pagés, Rosendo Pesoa y Enrique Maciel.

En esa época vivía en el barrio de La Paternal y tenía un amigo, un poco mayor que él, con quien iba a pescar al arroyo Maldonado: Piero Hugo Bruno Fontana, quien tiempos después se convertiría en Hugo Del Carril.

Su primer profesor de guitarra fue Jesús González. En 1933 comenzó a trabajar profesionalmente con el cantor Santiago Devin, integrando un conjunto de guitarras con Alonso, Arana y Arrieta. También acompañó a Fernando Díaz y a Dorita Davis e integró el elenco de Radio Stentor.

Luego se vinculó al cantor Alberto Gómez, con quien compartirá una trayectoria de 30 años, recorriendo muchos países de América. En Cuba lograron un éxito arrollador, realizando varios viajes y muchas grabaciones. Precisamente es durante esas giras cuando Canet compone dos de sus tangos más famosos: “La abandoné y no sabía”, en Chile en 1943 y “Tarde” en Caracas (Venezuela), en 1947.

En 1938, el poeta y periodista Amleto Vergiati, le entrega los versos para una música de milonga, que el guitarrista debía componer. La letra se titulaba “Julián Pardales”, un personaje imaginario del barrio de los Corrales. A Canet le gusta el poema, pero sugiere a Vergiati cambiar Pardales por Centeya. Así ocurre y, para no destruir la rima que existía, se sustituye Corrales por Pompeya. Nace así la milonga “Julián Centeya”, nombre que finalmente se convertiría en el pseudónimo artístico del poeta quien hasta entonces utilizaba el de Enrique Alvarado.

Acompañó a innumerables cantores: Oscar Alonso, Juanita Larrauri, Roberto Medina, Guillermo Rico, Jorge Vidal, Alberto Marino, Alfredo Dalton, Mariano Leyes, Gloria Díaz y otros.

Entre 1951 y 1952 estuvo en Córdoba, actuando en la emisora radial LV3 junto al violinista Abel Lizarrago. Los presentaban como La Guitarra Viajera y el Violín Romántico. En 1956 es solista de guitarra en Radio Belgrano y, en 1959, forma el Quinteto Garufa, compuesto por bandoneón, dos guitarras, violín y contrabajo, con él cantor Héctor Alvarado.

Esta formación hacía un tango muy milonguero y picante al que llamó baiango y llegan al disco para el sello T.V. en el que, entre otros temas graban: “De puro curda”, “Así se baila el tango”, “Llegó el baiango”, “Baiango a Mar del Plata” y “Churrasca”.

Entre 1965 y 1969 tuvo su propio local: El Rincón de José Canet, en el sótano de Callao 451.

En 1972, convence a Nelly Omar para que vuelva al canto, lo que ocurre el 27 de julio de ese año, con muchísimas presentaciones hasta el año 1981, en que Canet debe abandonar por sufrir una hemiplejía. En ese período efectúan muchas grabaciones para el sello RCA-Victor y Embassy.

En el disco del sello American Records: Jorge Vidal 1969 For Export, el conjunto de Canet acompaña al cantante, pero en una de las bandas podemos escuchar la versión instrumental de “La yumba”.

Fue un prolífico compositor, sus éxitos más notables fueron: “Me besó y se fue” (vals), “Sigo queriéndote igual”, “Tarde”, “La abandoné y no sabía”, “Hoy al recordarla”, “Y dicen que no te quiero”, todos con letra propia. También “Mi bolita cachuza”, “Los cosos de al lao”, “Serpentinas de esperanza”, “Julián Centeya” (milonga), “Amar y callar”.