José Martínez

Nombre real: Martínez, José Julián
Seudónimo/s: Gallego
Pianista director y compositor
(28 enero 1890 - 27 julio 1939)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Salvador Arancio

n 1890, a pocos años de haber nacido el tango y aún en la lucha por obtener forma definitiva, ocurrieron varios nacimientos de figuras que en poco tiempo, quince o veinte años, tuvieron importancia destacada en el posterior desarrollo de nuestra música. De todos esos nombres, separamos a José Martínez, nombre de auténtico protagonismo.

A este músico se lo conocía en el ambiente por el apodo de El Gallego, a lo que él respondía: «Eso es antojadizo, soy porteño. Llevo apellido español pero mis padres, mis abuelos y bisabuelos eran argentinos».

Cursó hasta el 3º año del bachillerato y durante tres años trabajó en una escribanía. Paralelamente y, como era un gran intuitivo, hacía prácticas de piano en casa de unos amigos, sin haber realizado estudios previos de música.

Su acceso al tango por la puerta grande se produjo en 1911 al integrarse como pianista con el trío formado por Augusto Berto (bandoneón) y Julio Doutry (violín). Actuaron por seis meses en un café de la calle Centroamérica (hoy Pueyrredón).

Según él le testimonió a Héctor Bates en un reportaje del año 1934, pasaron luego al café llamado De los Loros, ubicado en Corrientes y Medrano, así llamado por estar formada su clientela mayoritariamente por conductores y guardas de los famosos tranvías Lacroze que eran de color verde. Allí trabajaron un año. De ahí fueron al café Castilla e incorporaron al flautista Vicente Pesce (llamado El Tano Vicente), transformándose en cuarteto.

Al tiempo volvieron al café De los Loros, pero con la participación de Francisco Canaro como violinista, por haberse retirado Doutry del conjunto. Después de trabajar juntos un tiempo, Canaro pasó a colaborar con Vicente Greco y Doutry volvió al cuarteto.

José Martínez formó parte también del conocido Quinteto Augusto que dirigía Berto e incluía al flautista Teisseire y grababan en los discos Atlanta (1914).

Otro lugar donde se desempeñaron hasta 1916 fue el café Canessa de Corrientes y Montevideo y, a partir de ahí, Martínez cambió de rumbo.

Debemos destacar aquí algo de suma importancia para nuestro evocado: Eduardo Arolas, el que hacía sollozar al bandoneón, lo convocó para que reemplazara en su conjunto a nadie menos que Agustín Bardi, para actuar en el cabaret Royal que luego fue el Tabarís.

Seis meses después optó por retirarse de la música, agotado por ese trajinar. Se empleó en Bunge & Born como recibidor de cereales pero, al finalizar la cosecha, no pudo sustraerse a su llamado, y volvió al tango.

Organizó un trío con él al piano, Osvaldo Fresedo en bandoneón y Rafael Rinaldi en violín. Se vivían tiempos muy duros, cuándo no, y tuvieron que trabajar en una olla popular ubicada en pleno barrio de Once, Viamonte y Larrea, donde cobraban 10 centavos la pieza. La experiencia duró ocho meses.

Surgió entonces un trabajo en el cabaret Montmartre de la calle Corrientes y se formó el cuarteto Martínez-Canaro, al agregarse éste al trío. Al terminar el contrato, Canaro formó su orquesta, con la que retornaron al cabaret Royal, donde se desempeñaron por espacio de cinco años.

En 1917, Martínez integraba la orquesta de Firpo-Canaro, considerada una orquesta monstruo por el nivel de sus músicos, que hicieron furor en los Carnavales de ese año en el teatro Colón de Rosario, veamos, José Martínez doblaba a Firpo y el resto era así: en los bandoneones, Osvaldo Fresedo, Eduardo Arolas, Minotto, Deambroggio y Pedro Polito; los violines, Francisco Canaro, Julio Doutry, Agesilao Ferrazzano, Tito Roccatagliata y Scotti; flauta, Alejandro Michetti; clarinete, Juan Carlos Bazán y en el contrabajo el legendario Leopoldo Thompson.

Algunos cronistas ubican a José Martínez, valiosísimo elemento de músicos de su época, como un sucesor de Roberto Firpo, Luis Riccardi, Samuel Castriota, Agustín Bardi, etcétera.

Martínez que había nacido en la Capital Federal el 28 de enero de 1890 y falleció en el barrio de Belgrano el 27 de julio de 1939, tuvo activa participación en 1918 en las reuniones que hacían en un sótano de Florida al 300 con Francisco Canaro, Vicente Greco, Rafael Tuegols, Antonino Cipolla, Luis Teisseire y Samuel Castriota para dar forma a una organización que defendiera sus derechos. Esa entidad resultó con el tiempo, la actual SADAIC y él formó parte de su primer directorio en 1920.

Siempre armando e integrando conjuntos, también actuó en teatro. Con la compañía Vittone-Pomar (1922). Asimismo con la de Arata-Simari-Franco en el Teatro Smart y en el Maipo con Morganti Gutiérrez, entre otros.

A fines de 1928 se retiró de la actividad musical y se empleó durante cinco años en la firma Louis Dreyfus y Cía.

Francisco Canaro, en sus memorias, tuvo palabras de encomio para ese talentoso músico que fue Martínez, quien, años antes de su muerte, volvió a formar conjuntos que tuvieron suerte diversa.

Nos legó la mayor herencia, que es la constituida por sus numerosos trabajos como compositor: “Yerba mala", dedicado a Bardi; “Samuel” y “El pensamiento”, a Castriota; “Canaro” a Canaro; “Pablo”, a Pablo Podestá.

Además compuso la música de: “Pura uva”, “El cencerro”, “La torcacita”, “De vuelta al bulín”, “El palenque”, “Olivero”, “Calma chicha”, “Punto y coma”, “Lepanto”, “El matrero [b]”, “Expresión campera”, “El acomodo”, “La correntada”, “Carbonada”, “Pedacito de cielo [b]”, “Tengan paciencia”, “Polvorín”, “Marianita”, etcétera.

Sin duda ninguna, José Martínez aportó desde muy joven, mucho de su talento musical a nuestro tango y creemos justo evocarlo en su centenario.

Publicado en Cuadernos de Difusión del Tango, nº 5, dirigida y editada por Salvador Arancio.