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Hugo Baralis
Nombre real: Baralis, Víctor Hugo
Violinista, director y arreglador
(2 abril 1914 - 4 febrero 2002)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
TEMAS AQUÍ MENCIONADOS
Adiós Nonino
Tango
Domani
Tango
Margot
Tango
Mi vieja viola
Tango
Venganza
Tango
Viejo cochero
Tango
CREADORES AQUÍ MENCIONADOS
Alberto Echagüe
Alberto Marino
Alfredo Marcucci
Ángel D'Agostino
Aníbal Troilo
Armando Cupo
Arturo Penón
Astor Piazzolla
Atilio Stampone
Augusto Roa Bastos
Carlos García
Carlos Viván
Cátulo Castillo
César Ginzo
Elvino Vardaro
Emilio González
Enrique Francini
Francisco Fiorentino
Francisco Rotundo
Héctor Insúa
Héctor Ortiz
Herminia Velich
Horacio Malvicino
Hugo Ricardo Baralis
Ismael Gómez
Jorge Argentino Fernández
Jorge Caldara
José Alegre
José Basso
José Bragato
José Pascual
Juan Canaro
Juan Carlos Cobián
Juan Vasallo
Julio De Caro
Leopoldo Federico
Lupicínio Rodrigues
Marga Fontana
Minotto Di Cicco
Orlando Goñi
Osvaldo Tarantino
Rafael Rossi
Raúl Garello
Sexteto Mayor
Vicente Spina
Por
Abel Palermo
ste notable músico, hijo de
Hugo Ricardo Baralis
—aquel excelente contrabajista que se inició con Eduardo Arolas—, fue un exquisito violinista, enraizado en la escuela de
Elvino Vardaro
y, también, dueño de un sonido muy tanguero y de un singular fraseo.
A los 14 años debutó en Radio Cultura y en la orquesta de
Minotto Di Cicco
, que actuaba en el legendario cabaret Armenonville.
Luego de participar en distintos conjuntos acompañando a cancionistas y cantores, se integró a la orquesta nativa dirigida por el bandoneonista y compositor
Rafael Rossi
. Eran sus compañeros, los músicos:
Elvino Vardaro
,
Vicente Spina
,
Ismael Gómez
, José Galarza y la cancionista
Herminia Velich
.
En 1933, se produjo un acontecimiento muy importante en el tango, el gran violinista
Elvino Vardaro
creaba su famoso sexteto, formado por los bandoneones de
Aníbal Troilo
y
Jorge Argentino Fernández
, el piano de
José Pascual
, Pedro Caracciolo en contrabajo y en los violines, el propio director y el joven Baralis.
En 1935, la mayoría de sus integrantes se pasaron a la formación de
Ángel D'Agostino
: Pichuco, Baralis, Fernández y Caracciolo. El cantor era un muchachito:
Alberto Echagüe
.
Dos años después, luego de un breve paso por la orquesta del bandoneonista
César Ginzo
, Baralis regresa con Vardaro.
Al año siguiente, su amigo Troilo, quien ya había formado su propia orquesta, lo convocó a ella. Esta unión no sólo lo identificaba con la misma sensibilidad musical, también, con los códigos de vida y la bohemia tan especial de esa generación.
La participación se extendería hasta el mes de agosto de 1943. El alejamiento fue producto de un enojo de Troilo con
Orlando Goñi
, motivado por la indisciplina laboral del pianista. Lamentablemente, la noche de la determinación del desahucio, también Baralis había faltado, por lo tanto, el director les mandó los telegramas de despido a los dos. No obstante esto, la amistad perduró hasta la muerte de Troilo.
Después de este episodio, fue convocado por
Juan Carlos Cobián
a sumarse a su orquesta. Estuvo muy poco tiempo, porque su amigo
Francisco Fiorentino
, quien también se había desvinculado de Troilo, le ofreció la conducción de su orquesta, pero Hugo decide pasarle la batuta a
Astor Piazzolla
, quedando él como primer violín.
Luego, esa agrupación se transformó en la primer orquesta de Astor, cuando Fiorentino decidió tomar otros caminos y se alejó de la misma. Baralis continuó allí, hasta 1951, salvo un breve paso con
Francisco Rotundo
.
En ese año, se puso al frente de la dirección de la orquesta de
Alberto Marino
, debutando en discos Odeon, el 21 de mayo, con la grabación de los tangos: “
Margot
” y, en el reverso: “
Domani
”, de
Cátulo Castillo
y
Carlos Viván
.
La relación Baralis - Marino duró un año, pero antes de disolverse, dejaron grabados cuatro temas más, entre ellos, el éxito más popular de Marino como solista, “
Venganza
”, una canción brasileña de
Lupicínio Rodrigues
, traducida al castellano por el escritor
Augusto Roa Bastos
. Los otros tres: “
Mi vieja viola
”, “Noche de luna” y “
Viejo cochero
”.
En 1953, debutó en Radio Belgrano dirigiendo su propia orquesta. Al año siguiente, fue invitado por
Juan Canaro
a participar de su gira a Japón, junto a otros músicos de gran jerarquía, entre ellos:
Arturo Penón
,
Emilio González
,
Alfredo Marcucci
,
Osvaldo Tarantino
y los cantores María De La Fuente y
Héctor Insúa
, al regreso de ese viaje, compone el tango “Anone”, que en japonés quiere decir: escuchen.
En 1955, fue músico fundador del histórico Octeto Buenos Aires, de Piazzolla, que lo completaban
Enrique Francini
,
Atilio Stampone
,
Leopoldo Federico
,
Horacio Malvicino
,
José Bragato
y
Juan Vasallo
.
Entre 1956 y 1957, fue el primer violín de la orquesta de
José Basso
y, entre 1960 y 1961, participó del cuarteto Estrellas de Buenos Aires, junto a
Armando Cupo
,
Jorge Caldara
y Quicho Díaz, reemplazado algunas veces, por
José Alegre
y la voces de
Marga Fontana
y
Héctor Ortiz
.
El aporte de Baralis ha sido extenso, además de todo lo relatado, hay que agregar su paso con
Julio De Caro
, con
Carlos García
, con quien también viajó a Japón, con el
Sexteto Mayor
, con
Raúl Garello
y su último trabajo, durante muchos años, en la Orquesta del Tango de Buenos Aires.
Quiero para el final, destacar la importancia de Hugo en la carrera de
Astor Piazzolla
. Fue él quien lo integró a la orquesta de
Aníbal Troilo
; quien le cedió la batuta en la dirección de la orquesta de Fiorentino; él que integró y colaboró, en todo sentido, en sus primeras formaciones, en el Noneto, en el Octeto Buenos Aires, en la
Operita María de Buenos Aires
. Es decir, en toda la idea musicalmente novedosa del maestro. Pero sobre todo, quiero resaltar la admiración y el afecto que sentía por el creador de “
Adiós Nonino
”.
Tuve el privilegio de conocer a Hugo y de construir una linda amistad, a partir de 1990, ya alejado profesionalmente de la música a causa de una hemiplejía. Recuerdo que lo atormentaba no poder estar con su amigo El Gato, como lo llamaba a Piazzolla, del cual no pudo despedirse en vida. Sus anécdotas, sus historias, me permitieron aumentar no sólo mis conocimientos, también indagar y penetrar en el alma de aquellos grandes del tango.
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