Por
Abel Palermo

ació en el barrio San Andrés de la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires. Se formó con el maestro Agustín Dellafranca y fue su principal característica un fraseo milonguero, de gran fuerza interpretativa.

Debutó a los 17 años, en una orquesta de señoritas en la Confitería París de su ciudad natal. Luego se integró a la orquesta dirigida por el violinista Alberto Pugliese, hermano de Osvaldo.

Al poco tiempo, junto al joven pianista Alfredo De Angelis formaron la Típica Florida y, en 1933, se integró al sexteto de Alfredo Gobbi, teniendo de compañeros al pibe Aníbal Troilo, a Orlando Goñi y José Goñi y al contrabajista Agustín Furchi. Continuó después con la orquesta de Ricardo Malerba y, posteriormente, acompañó al cantor Aldo Campoamor.

Se encontraba haciendo un relevo en la orquesta dirigida por el pianista Nicolás Vacaro, cuando es convocado por Rodolfo Biagi a su flamante formación. Allí, realizó sus primeros arreglos.

En 1939, tuvo un paso fugaz por la orquesta de Armando Baliotti como primer bandoneón de una notable línea de fueyes: Argentino Galván, Armando Blasco, y Eduardo Del Piano. Después se produjo su consolidación definitiva, su consagración, cuando es reclamado por Ángel D'Agostino para integrar su conjunto como principal bandoneón y arreglador. Recordemos que el cantor era el incomparable Angelito Vargas y que por esa orquesta pasaron figuras de la talla de Eduardo del Piano, Mario Perini, Víctor Félice, Alberto del Bagno, Francisco De Lorenzo, Víctor Braña, Alberto (Pajarito) García, Domingo Mattio y Alberto del Mónaco.

A mediados de 1943, con Ángel Vargas se desvincularon del maestro para formar rubro propio. Esta sociedad musical fue breve, a los pocos meses el cantor volvió con D’Agostino. Attadía se quedó con los músicos y se fue a Montevideo donde actuó durante un año. Al regreso realizó distintas presentaciones con su cantor Ricardo Gómez y al año siguiente incorporó a Alberto Ortiz.

En 1947, contrató al cantor Héctor Pacheco, luego de su paso por la orquesta de Pedro Maffia. Debutaron en Radio El Mundo y en el cabaret Chantecler, de la calle Paraná 440.

Recién surgido de las urnas, Attadía se indentificó inmediatamente con el gobierno popular del coronel Juan Perón. En 1948, fue convocado por el sello discográfico Lince, y registró con la voz de Pacheco, el tango “Descamisado”, de Antonio Helú y Enrique Maroni y la marcha de Sebastián Piana y Maroni, “Peronista”; después, el 23 de diciembre, grabó para Odeon, también con Pacheco, “Milonga para Gardel” y, con Jorge Beiró, “Senda florida”.

Luego de estas grabaciones, Héctor Pacheco se retiró por estar en desacuerdo con la incorporación de Beiró. El lugar fue ocupado por el exitoso Armando Moreno que se había alejado de Roberto Garza. En su paso por la orquesta dejó grabado los tangos: “Araca corazón”, “El Yacaré” y “Las cuarenta”.

Las actuaciones fueron cada día más notables, no sólo en su ciclo en Radio Belgrano, también en el Dancing Ocean de la calle 25 de Mayo 279 y en el cabaret Moulin Rouge. Una nueva convocatoria del sello Pathé, fue la confirmación de su bien ganado prestigio. También Montevideo fue testigo de su gran momento, en sus actuaciones en el histórico café El Ateneo, cerca de la avenida 18 de Julio y la Plaza Cagancha.

Al retiro de Armando Moreno ingresó Enzo Valentino, quien se había ido de la orquesta de Domingo Federico. Graban el exitoso tango de Herminia y Juan Velich, que ya el cantor lo había registrado antes con Federico: “Cualquier cosa”, con el mismo récord de ventas que en aquella oportunidad. En la otra faz del disco está el instrumental “Color de rosa”. También dejaron impresos: el vals “Recuerdo de mi madre”, la milonga “Betinoti” y el tango “Tus besos fueron míos”.

Las actuaciones en Radio El Mundo y Belgrano, en 1955, serían las últimas en el país. Muchos argentinos debieron exilarse después del trágico golpe de estado que derrocó a Perón y, entre ellos, nuestro director que se radicó en Caracas, Venezuela, donde fallece de un infarto a los 68 años.

De su obra como compositor, sus éxitos más importantes fueron “Tres esquinas”, “El Yacaré”, con Mario Soto, “Hay que vivirla compadre” y “El cocherito”, con Santiago Adamini. También “Y te dejé partir”, con versos de José María Contursi, y los instrumentales “El negro Pintos”, “Compadreando”, “Entre copa y copa” y “Notas de bandoneón”.