Hernán Salinas

Nombre real: Aguirre, Jorge Hernán
Cantor
(30 noviembre 1956 - 21 noviembre 2003)
Lugar de nacimiento:
Quitilipi (Chaco) Argentina
Por
Abel Palermo

ue un cantor que transmitió e interpretó con una brillante sonoridad. Poseía un registro de barítono bien definido y una sensibilidad gardeliana, que me hacen pensar que, junto a Rubén Juárez y Hugo Marcel, formó parte de la mejor trilogía vocal producida después de 1960.

Nació en la localidad de Quitilipi, en la provincia del Chaco, en el noreste de Argentina. A los nueve años de edad sus padres se radicaron en la Provincia de Buenos Aires, en La Tablada, muy cerca de la Capital.

Desde muy joven comenzó a estudiar, impostación y vocalización con el maestro Roberto Malaver, con la idea de prepararse para el ingreso en el ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica), su vocación era ser locutor, hasta que un día su profesor lo invitó a cantar un tema y, después de escucharlo, sin más trámite, lo indujo hacia el canto.

Ya con 17 años, comenzó a cantar en las cantinas, en espectáculos barriales y, a mediados de 1975, participó en el concurso organizado por Canal 9 de televisión, en el programa Grandes valores del tango, donde resultó ganador de una ronda.

Al año siguiente, a través de distintas recomendaciones, hizo una prueba en el sello Odeon ante el director artístico Esteban Decoral Toselli, que en ese momento había decidido darle un nuevo impulso al tango, en especial, a jóvenes intérpretes. En octubre de 1976, se realizó en Buenos Aires el Festival OTI de la canción y Odeon participó con Hernán Salinas, quien ya había adoptado su nombre artístico para no ser confundido con el ya retirado Alberto Aguirre (Cholo).

En el certamen contó con el acompañamiento de Carlos García en los temas “Duende callejero” y “Rosas de ilusión” que fueron el contenido de su primer disco simple. En 1977 registró un larga duración llamado Tango Mío, siempre con arreglos y dirección de Carlos García. También, fue contratado por Canal 7 para participar en el programa Raíz y Canto, conducido por Antonio Carrizo. Posteriormente, actuó como solista en Grandes Valores del Tango.

En 1980, grabó su segundo larga duración, Juventud y Personalidad, acompañado por la orquesta de Armando Pontier, destacándose las versiones de “Desvelo”, “Íntimas”, “Las 5 en punto”, de Pedro B. Pérez y “Sombra mía”, de José Oliveira.

Durante ese año, la Banda de la Armada Argentina alquiló los estudios de EMI-Odeon, para grabar un disco con marchas patrióticas. El director le solicitó a Coral Toselli los servicios de algún cantante de la compañía y este recomendó a Hernán, quien resultó la voz de la Marcha Oficial del Mundial de Fútbol de 1978.

El año 1980 fue muy importante en su carrera porque ingresó a la recién fundada Orquesta del Tango de Buenos Aires, dirigida por los maestros Carlos García y Raúl Garello y en la que continuaría hasta su muerte, durante 23 años.

En 1981, grabó otro disco: Esas cosas de mi barrio, secundado por la orquesta de Osvaldo Tarantino. Al año siguiente, una nueva satisfacción, el maestro Osvaldo Pugliese lo invitó a grabar con su orquesta el tango “Contame una historia” y, para el sello C.B.S., otro maestro, Alfredo De Angelis, hizo lo mismo para grabar el vals “Tengo mil novias”.

En 1987, es requerido por Daniel Piazzolla a pedido de su padre, para actuar en Francia en la Operita “Maria de Buenos Aires”, de Astor y Horacio Ferrer. El éxito fue tal, que Piazzolla y todo su elenco permanecieron dos años en Europa.

Al regreso, volvió a grabar. En esta oportunidad, dos discos: uno con la Orquesta del Tango de Buenos Aires, para el sello Melopea, en vivo, y otro, para RCA-Victor, con la orquesta de Saúl Cosentino.

Fue uno de los cantores que más ha viajado. Estuvo varias veces en Japón con la Orquesta del Tango de Buenos Aires. También, con Mauricio Marcelli, en Estados Unidos, Holanda, Francia y otros países. En 1999, viajó a Noruega, invitado para cantar en cuatro conciertos, con la filarmónica de Oslo.

En lo humano, he tenido la suerte de conocerlo desde su adolescencia, cuando concurría al Camping de los Bomberos Voluntarios de La Matanza, era amigo de uno de mis hijos, y compartimos amistades en común.

Falleció a raíz de una enfermedad pulmonar, recién cumplidos los 47 años, dejándonos el recuerdo de su hombría de bien y su arte.