Walter Yonsky

Nombre real: Wrzacki, Isaac
Cantor
(6 noviembre 1937 - 30 abril 2002)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Por
Julio Nudler

u caso es singular: como tantos otros, reemplazó su verdadero nombre por un seudónimo, pero éste de sabor igualmente judío. De todas formas, el Isaac lo dejó de lado por unánimes sugerencias después de haber comenzado con ese nombre en La Pandilla Marilyn.

En cuanto al apellido, Yonsky se aproxima a la pronunciación de Wrzacki, y si no lo desechó también fue porque cuando tuvo que decidirlo, a comienzos de los 60, formando parte de un elenco teatral universitario, se había vuelto más habitual que artistas judíos actuasen con sus verdaderos apellidos, como Brisky o Lincovsky. Sin embargo, hasta hoy suelen decirle, incluso judíos, «Lo que te mata es el apellido». Tarde reparó en que hubiese podido trocar Wrzacki por Urquiza, ya que tantos cantores adoptaron el nombre de alguna calle. Claro que sin cambiar de cara habría sido difícil pasar por vasco.

Isaac, luego Gregorio y finalmente Walter nació en Buenos Aires cuando sus padres, Moisés y Berta, llegados al país en 1935, ya se habían instalado en Junín 439. Ambos provenían de Lodz, Polonia.

Walter rindió en 1949 una prueba en Radio Belgrano, con “Rendido”, de Alfredo Cordisco y Alberto Leiva, pero lo derivaron a Radio Porteña y le sugirieron que en lugar de tangos cantara folclore porque las letras eran más edificantes, dejando de lado a Atahualpa Yupanqui, que tampoco era del agrado del gobierno. Por ese entonces lo presentaban como Isaac, a secas.

Moisés tenía vocación de músico. Tocaba el banjo, el mandolín, el acordeón, la armónica. Al reparar en el buen oído de su hijo lo había inducido a cantar, pero luego, al ver que cantando no ganaba nada, lo obligó a seguir el colegio comercial. De allí pasó a la carrera de Contador Público, pero la abandonó por el teatro al integrarse al elenco de la propia Facultad de Ciencias Económicas.

Luego de cursar en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica, en 1962, debutó como actor de radioteatro en Belgrano, en la compañía de Oscar Casco. Por entonces, trabajó con Susana Rinaldi, que también hacía radioteatro.

De este género, ya moribundo en esos años, Yonsky pasó al teatro propiamente dicho, en el que debutó profesionalmente, en 1964, con Pedro López Lagar, encarnando el papel de Rodolfo en Panorama desde el puente, de Arthur Miller. De ese elenco formaba parte Alfredo Marino, en el papel de abogado relator. Marino, autor de la antológica letra de “El ciruja”, de 1926, introdujo a Yonsky en los códigos del tango lunfardo. Poder explicar el sentido de los tangos que canta le dio la base para sus futuros recitales de música y palabras.

En 1972, inició formalmente su trayectoria de cantor de tangos, con las guitarras de Bartolomé Palermo, Paco Peñalva y Norberto Pereira. Hacían con Oscar del Priore el programa Hoy en la ciudad, por Radio Municipal, y otro por Radio Provincia.

En 1973, grabó su primer disco, incluyendo temas nuevos, como “Esta ciudad”, “Vieja costanera” o “Para cantarle a mi gente”, todos con letra de Héctor Negro. Luego monta el espectáculo Una noche de garufa, basado en fragmentos de sainetes, en el Café Teatro Buenos Aires, con el Cuarteto del Centenario, del bandoneonista Emilio Branca. Con éste comienza a cantar y grabar tangos de la Guardia Vieja.

A partir de 1975, Yonsky sólo grabará música infantil y, recién en 1989, registra Tango, poesía y lunfardo con un trío formado por Bebe Nevoso en bandoneón, Juan Carlos Navarro en guitarra y Omar Murtagh en bajo. Luego grabará acompañado por el pianista Norberto Califano temas más apacibles o líricos, del estilo de “Niebla del Riachuelo", “Fuimos” o “Los pájaros perdidos”.

En 1990, grabó Tango romanza. Más tarde se inició en el disco compacto, el tercero de los cuales, de 1997, cubre un amplio arco que va de su inaugural “Rendido” a “Masajes”, de Saúl Cosentino y Ernesto Pierro.

De su producción, es notable su interpretación de “El romántico fulero”, donde rescata el título histórico y la letra original de un tango famoso del 40: “Manoblanca”, cuyos versos escribiera Homero Manzi utilizando aquella vieja música de Antonio De Bassi.

El 2 de mayo de 2002, el diario La Nación publicó la siguiente noticia firmada por René Vargas Vera: «A los 64 años, falleció el músico y actor Walter Yonsky. Se suicidó por problemas económicos».

«Pocos hubieran imaginado que un hombre —un artista— tan vital, tan eufórico e histriónico podría darse cita algún día con la parca. Pero fue la profunda depresión en que lo sumieron —según sus allegados— la falta de trabajo y las carencias económicas lo que precipitó su partida. Fue así que anteayer Walter Yonsky puso punto final a sus días arrojándose desde la terraza del edificio de departamentos donde residía».