Por
Jorge Palacio (Faruk)

ograr un estilo y una personalidad inconfundible, dentro de una modalidad musical muy simple, no deja de tener un gran mérito. Es el caso de Rodolfo Biagi, que nació en el porteño barrio de San Telmo.

Una vez terminado la escuela primaria, abandonó sus estudios para dedicarse a la música, en contra del criterio de sus padres, quería estudiar violín y sus padres le propusieron un trato; le compraban el instrumento pero él debía ingresar a la Escuela Normal de Profesores Mariano Acosta. Rodolfo fue alumno en el conservatorio del diario La Prensa, allí descubrió que su verdadera vocación era el piano.

A los 13 años, y sin que sus padres lo supieran, debutó como pianista poniéndole fondo musical a las películas mudas de un cine de barrio. En una de esas noches, Rodolfo tuvo la suerte que concurriera al cine el maestro Juan Maglio, (Pacho), que quedó impactado al escuchar al precoz pianista y lo invita a tocar con él. Tenía sólo quince años.

Luego pasó a integrar la orquesta del bandoneonista Miguel Orlando, en el cabaret Maipú Pigall.

Una noche de 1930, José Razzano lo fue a ver y le propuso acompañar a Carlos Gardel en algunas grabaciones. Y así fue, el primero de abril de 1930 graba, para el sello Odeon, junto al violinista Antonio Rodio y las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol, los tangos “Viejo smoking”, “Buenos Aires” y “Argañaraz (Aquellas farras)”, el foxtrot “Yo seré para ti tu serás para mí” y el vals “Aromas de El Cairo”.

Gardel lo invita a una gira por España y Biagi no acepta; pasa entonces a integrar la orquesta de Juan Bautista Guido, luego integra la orquesta de Juan Canaro, allí conoce a Juan Carlos Thorry junto a quien compone el tango “Indiferencia

Siempre como pianista de Juan Canaro viajó a Brasil. A su regreso dejó la orquesta de Juan Canaro y permaneció inactivo durante un tiempo.

Era asiduo concurrente del cabaret Chantecler, donde tocaba su amigo Juan D'Arienzo, el pianista de la orquesta era Lidio Fasoli, famoso por su impuntualidad. Una noche D'Arienzo decide reemplazarlo y le propuso a Biagi que integrara su orquesta.

En el transcurso de 1935, D'Arienzo, con el joven y experimentado pianista y su ejecución nerviosa y rítmica, definió para siempre su inconfundible estilo. Durante los casi tres años que estuvo con D'Arienzo, consagró una manera de tocar que luego seguirían Juan Polito y Fulvio Salamanca, los pianistas que le sucedieron.

La orquesta de D'Arienzo se presentaba en el cabaret Chantecler, en LR1 Radio El Mundo, en bailes de clubes, en exitosas giras y actuó en la película Melodías Porteñas de Enrique Santos Discépolo. Su actuación con la orquesta dejó 71 registros discográficos.

En 1938, Biagi se separa de D'Arienzo para formar su propia agrupación, debutando el 16 de septiembre de 1938 en el cabaret Marabú.

Tanto la orquesta de Biagi como la de D'Arienzo consolidaron las posiciones interpretativas tradicionales del tango, centralizando el interés del público adicto al baile, con repertorios especialmente basados en la exhumación de antiguas obras adaptadas a sus modos de expresión musical.

Su actuación en Radio Belgrano le valió su apodo de Manos Brujas, que era un foxtrot de José María Aguilar que ejecutaba al comienzo de cada presentación de su orquesta

Su primer cantor fue Teófilo Ibáñez, exitoso intérprete de los tangos “Gólgota”, “La Novena” y la milonga “Campo afuera”. Luego lo sucedió Andrés Falgás que se consagró con “Queja indiana”, “Griseta”, “La chacarera” y “Cicatrices”.

Luego vino tal vez el cantor de mayor éxito en la orquesta; Jorge Ortiz, que luego se fue con Miguel Caló, pero al poco tiempo volvió con Biagi, con quien se sentía mas identificado. Sus grandes impactos fueron “Yuyo verde”, “Indiferencia”, “Pájaro ciego”, “Misa de once” y “Soledad la de Barracas”.

También pasaron por su orquesta: Alberto Lago, Alberto Amor y Carlos Acuña. Este último se lució con los tangos “A la luz del candil”, “Lonjazos” y con una de las mejores interpretaciones del tango “Uno”.

En el año 1942, actuó en Chile con un éxito sin precedentes.

En su orquesta también cantaron Carlos Saavedra, Carlos Heredia, Carlos Almagro y Hugo Duval, quien permaneció en su orquesta hasta su disolución y, junto Jorge Ortiz, fue una de las dos voces emblemáticas de Biagi. Como curiosidad se destaca el hecho de que en su orquesta nunca actuó una mujer.

Al comienzo de la década del cincuenta fue la primera en presentarse por la flamante televisión argentina. Por la misma época fue figura central del famoso programa Glostora tango club de Radio El Mundo.

Durante su trayectoria, Biagi tuvo la colaboración de destacados músicos. Entre los bandoneonistas figuraron: Alfredo Attadía, Miguel Bonano y Ricardo Pedevilla. Como violinistas estuvieron Marcos Larrosa, Claudio González y Oscar de la Fuente, quien además fue su arreglador.

A pesar de ser pianista, también contó con un ejecutante de ese instrumento. Fue Juan Carlos Giampé, quien los domingos lo reemplazaba en la radio para poder asistir al hipódromo.

Durante 17 años grabó para el sello Odeon, luego pasó a Columbia y finalmente a Music Hall.

Su obra como compositor, sin ser extensa, fue muy popular. Compuso el tango instrumental “Cruz diablo”; con letra de Carlos Bahr: los valses “Amor y vals”, “Como en un cuento” y el tango “Humillación”; con Francisco Gorrindo los tangos “Gólgota”, “Magdala” y “Por tener un corazón”; junto a Homero Manzi las milongas “Campo afuera” y “Por la güella”; en colaboración con Rodolfo Sciammarella el tango “Dejá el mundo como está”; con Carlos Marín “Oh, mama mía” (tango); junto a Juan Carlos Thorry el tango “Indiferencia”.

En la televisión tuvo una gran presencia y fue estrella del programa Casino Philips, por Canal 13.

La última vez que Biagi actuó ante su público fue el 2 de agosto de 1969, en el Hurlingham Club. Cuarenta y un días después, el 24 de septiembre, murió repentinamente a causa de una desmedida baja de presión. Recordémoslo con más sonrisas que lágrimas, evocando su gran éxito “Lágrimas y sonrisas”, hermoso vals de Pascual De Gullo.