Pequeña soledad (Vendaval de perros)

Tango

Tangotexte: Mariano Pini

Buscándome la sombra están llegando,
desgarran de un mordisco los bozales,
y dejan como otoño en los umbrales
la hiel de su pelaje más atroz.

Yo sé que están viniendo de tu orgullo
que portan los colmillos de la muerte,
después de hurgar el hueso de mi suerte
se acuestan en los catres del adiós.

Hiriente vendaval de perros tuyos
me muerden las pupilas y las ganas,
se meten en los pozos de mi alma
¡y arrancan los malvones más oscuros!
Pequeña soledad que tengo puesta,
su orgullo es un cachorro en mi costado,
¡los huesos de vivir ya están marcados
por perros que hacen nidos en la niebla!

Sus patas dejan huellas en mi sombra,
parecen multitud de dientes fieros,
de noche me olfatean el pellejo,
y escarban en la mugre de mi error.

Regresan mordisqueando la basura,
se beben de un zanjón la sudestada
y dejan por las calles de mi almohada
el fuego más doliente de tu voz.