La doble pena

Milonga

Musik: Tato Finocchi
Tangotexte: Mariano Pini

En plena esquina de mi sangre llega
como un lejano corazón con plumas,
como una rueda que cansada estuvo
por los senderos de un amor sin llamas.

Y viene ardiendo su dolor a cuestas,
entre los dientes un clavel le sangra,
como promesa que alumbró este fuego,
como altas cruces que al doler le sudan.

Buscó sentarse en mi canción primera,
la que en los huesos ya perfuma y canta,
subió hasta el puerto de mis hombros duros,
dejó el pasado bajo almohadas tristes.

Soltó en el vino su rosal con cuervos,
tanto fue así que al levantar el vaso,
en el momento en que bebí esos mares,
entró a mi cuerpo su inicial diluvio.

Su pena encinta se abrochó a mi carne,
por las entrañas deambuló el veneno,
yo sin mis ojos vi sus días claros
y el chaparrón de sus fantasmas hondos.

Es imposible soportar la sangre
cuando se lleva otro dolor adentro,
de dos dolores no se crea nada,
¡solo un adiós con las espinas ciertas!

Cien arrabales caminé descalza,
mi sangre toda se otoñó al nombrarlo
hasta que un día de mi boca hambrienta
ya no salieron sus tristonas aves.

A su dolor de palomar con lluvia
me lo arranqué como si fueran pieles,
con un cuchillo de milongas reas
hasta encontrarme con mi antiguo fuego.

Como esperando a que lo toque el fuego
él debe andar por las esquinas sordas,
¡sin sospechar pero sabiendo a cuenta
que le cambiaba su dolor por besos!