Yo quiero que tú sepas, amiga de mi alma,
que vivo para amarte, que sueño con tu amor.
Que son largas mis noches para dormir con calma,
que son muchas las penas para este soñador.
Yo quiero que no ignores, ¡Oh! dulce amada hermosa,
que en mi retina llevo tu mágica ilusión.
Que a todas horas veo tus dos ojos de diosa,
radiante un astro, como una azul visión.
Yo te amo porque eres de tiernos sentimientos,
porque tú eres sensible, porque sabes amar.
Con ese amor tan puro que eleva el pensamiento,
a las supremas gradas del santísimo altar.
Bien sabes que te quiero, que te amo y te idolatro,
que no serán quimeras que forjo en mi ambición.
Y que tus ojos negros serán como dos astros
que dan para mi númen la dulce inspiración.
Yo quiero que mi verso sea himno de tu alcoba
y repercuta en ella como una imploración.
Tus febricientes labios que al corazón arroba
esta canción humilde que es como una oración.
Y cuando yo despierte de mi insomnio ardiente
y vea que te esfumas cual mágica visión.
Se acallará mi pecho, se dormirá mi mente,
al ver que todo ha sido fantástica ilusión.