Cuéntame tu pena

La pirueta del amor y la esperanza
me puso tu pañuelo entre las manos.
Y este llanto que no alcanza, que no alcanza.
Y el misterio de la noche de verano.

Cuéntame
tu pena, si la tienes...
Cuéntame,
que ahora ya es la hora
de charlar,
sin llantos ni reproches
como ayer,
¡como tal vez mañana!
Cuéntame
y dime si no es cierto
que una vez
los dos fuimos sinceros
y que, al fin,
la pena que te apena
sin querer,
son cosas del amor...

Cuéntame
—tus manos en las mías—
cuéntame
por qué es así la vida
que un amor
como este de nosotros
ha de andar
¡doblando las esquinas!
Cuéntame
si el pulso de tu sangre
pudo arder
al fuego de mis besos
para qué
mojarlo con un llanto
para qué
tenemos que vivir…