Amarilla por el paso de los años
Yo conservo una carta de mi amor,
un mensaje de cariño que es mi dicha
que no venció el tiempo ni el dolor.
Esa carta que un tiempo ya lejano
trajo un mundo de esperanza en mi existir.
Que al llegar furtivamente hasta mi mano
con sus frases, engañado, fui feliz.
Su pedido ingenuo, grabóse por siempre
en mi mente enferma de tanto soñar.
Ni el paso del tiempo pudo desterrarlo,
y aun es consuelo de mi soledad.
“No afiles con nadie, no salgas de noche,
que si tú me dejas me voy a matar.
Porque tú no quieres… Por no oír tu reproche,
Ya ves, ni los labios me vuelvo a pintar”.
Quién diría que aun mojados sus renglones,
tan cruelmente, se vería derrumbar
el castillo de mis locas ilusiones
que ella misma me ayudara a levantar.
¡Pobre piba!, que aun amándome fuiste
ofuscada quién sabe por qué ambición,
de un cariño tan inmenso, sólo existe
un papel con las plegarias de tu amor…
(Recitado)
“No afiles con nadie… No salgas de noche…
“Que si tú me dejas… Me voy a matar…
“Porque no te gusta… Por no oír tu reproche…
“Ya ves… Ni los labios me voy a pintar”.