Vos salís a jugarte con tu canto,
acróbata sin red, entre la gente
cuando volás en alas de tus tangos
confiado en el trapecio de la suerte.
Vos dejás en el alma del que escucha
un embrujo de luces y de sombras,
y en piel del personaje hacés que sufra
con humana emoción en cada obra.
Vos podés conjugar los sentimientos
transitando la vida en sus cornisas,
entre historias de cielos y de infiernos
de criaturas que en amor se crucifican.
Vos sabés que en el tango se precisa
de tu pueblo tañer la misma cuerda,
y en el pecho llevás siempre encendida
la pasión lacerante de sus penas.
Vos guardás en el alma los aplausos
del público, que tu arte recompensa,
y verdecen de nuevo viejos lauros
logrados, tango a tango, por tu entrega.
Vos contás las verdades de tu pueblo
con música que endulza sus oídos,
las simplezas de aquellos que aprendieron
a charlar con la noche desde niños…
Poema presentado en el V Certamen de Poesía del Centro Cultural del Tango Zona Norte, San Isidro, Buenos Aires, diciembre 11 de 2005