e enroló en las filas del tango allá por 1912, cuando con su hermano Osvaldo Fresedo al bandoneón, Martín Barreto a la guitarra y él al violín formaron un trío típico. Más tarde dejó el violín y dedicóse a escribir letras resultando en ese rubro un delicado poeta de la canción popular.

La primera que escribió fue “Cielito mío” en 1920 y luego, por citar primeramente las que llevó al disco Carlos Gardel, “Pobre chica”, “El once (A divertirse)”, “Aromas”, “Tango mío” que tienen músicas de su hermano Osvaldo Fresedo; “Del barrio de las latas”, “Sonsa”, músicas de Raúl de los Hoyos y “Paseo de Julio” con música propia. Hay que agregar a los mismos, sucesos como “Sollozos”, “Vida mía”, “Madre mía”, “Por qué”, “Rosarina linda”, “Canto de amor”, “Volverás”, “Siempre es carnaval” (éste grabado por Magaldi) hechos con su hermano; “Te acordás reo”, letra y música suyas; “El tarta”, música de José María Rizzuti y entre otros “La yegüecita” que hizo con Gardel-Razzano sobre la canción homónima.

Con la editorial de su nombre ayudó a la difusión del tango.

Del Morocho fue amigo desde la primera época y al recordarlo, requerido para esta compilación, contó en octubre de 1968 lo siguiente: «Todo era pintoresco en boca de Carlitos, su manera de decir, su porteñismo, eran suficientes para agradar y sonreír.

«En una oportunidad me avisó José Ricardo, su guitarrista, que fuera a casa de Gardel que entonces vivía en un departamento de la calle Suipacha, entre Corrientes y Lavalle. Debía pasarle el tango “Del barrio de las latas”; me pareció prudente ir acompañado de mi colaborador y así lo hice.

«Se hizo tarde, cerca de las nueve de la noche, y como yo sabía que a esa hora Gardel, cenaba en el Conte me dispuse a despedirme; ya el ensayo había terminado.

«—Vos también venís. No me vas a dejar solo», me dijo. (Sabía que lo esperaban más de diez personas, entre ellas Razzano; el Francés, cuyo nombre no recuerdo; de Ferraris; etc. A los pocos días se embarcaría para Europa).
«—Estás bien acompañado Carlos», le dije. «Ya sé quienes te esperan».
«—¿Pero qué inconveniente tenés?», repuso.
«—Inconveniente, ninguno», contesté, «Pero como vine con De Los Hoyos no quiero que se vaya solo».
«—Invitálo a él también, ¿cómo lo vas a dejar? Si con la guita que ustedes me dan viven más de veinte personas. Mirá —y señalando a sus guitarristas—, viven éstos, Razzano, yo, y además las familias de todos nosotros».

«Así era Gardel.»

Periodista, estuvo en La Razón desde 1918 al 29; en este año instaló un importante laboratorio de productos medicinales.

Emilio Fresedo nació en Buenos Aires el 5 de marzo de 1893 y allí falleció el 10 de febrero de 1974.