ianista, compositor, musicólogo y conferencista. A los nueve años empezó a estudiar música y a los doce ya tenía esbozadas algunas composiciones.

Oriundos de Santa Fe, por razones políticas, sus padres emigraron a Entre Ríos, Corrientes y luego al Chaco en cuya capital, Resistencia, debutó él en 1914 en el piano del Cine Massini.

En 1916 lo llevan a Buenos Aires y años más tarde ingresa a la Escuela Naval; en el segundo viaje de instrucción que realiza con la Fragata Sarmiento deserta en la ciudad libre de Tánger en el año 1922 con un compañero llamado González del Solar, luego juez de instrucción.

La necesidad lo induce a ingresar a la Legión Extranjera con su compañero y un amigo catalán. Para despedirse acuden al Cabaret Lumière Du Midi donde unos marineros ingleses arman descomunal desorden por falta de música; en medio de la batahola el catalán amigo ofrece al dueño del local los servicios musicales del criollo desertor que desde ese momento y por espacio de ocho meses amenizó las noches de libertinaje en aquel oscuro antro.

Allí lo escucha un matrimonio alemán, cuya mujer es profesora de música y canto, lo toman bajo su protección y lo conducen a la isla de Ibiza una de la Baleares, donde le imponen duro curso musical que al cabo de un año obtiene una técnica perfecta. Bajo el auspicio de dicho matrimonio recorre Europa como gran intérprete de la música seria hasta fines de 1926 que decide regresar ante promesas de arreglo con las leyes militares por su deserción. Ni bien desembarca es detenido y conducido al regimiento disciplinario de Las Lomitas (Formosa) donde es confinado por un año. Sale en 1928 y se dirige a Buenos Aires. Alguien le indica la editorial musical de Juan Rivarola como punto de reunión de músicos populares.

Allí conoce a casi todos los grandes instrumentistas del tango y se deleita ejecutando en el piano las novedades de la casa, hasta que lo oye Roberto Firpo y se lo lleva para su orquesta. Con el autor de “El amanecer” estuvo en períodos intercalados.

En 1929 formó el trío Cao-Gutiérrez-López Barreto para actuar en las radios Nacional, Cultura y Porteña. Por ese mismo tiempo integra el sexteto de Ernesto de la Cruz con quien actúa en el Teatro San Martín, en la Asociación Wagneriana, el Teatro Apolo y otros lugares.

Además de ser pianista de Firpo y de De La Cruz, también lo fue de Luis Petrucelli, del dúo Magaldi-Noda, del Trío N° 1 con Ciriaco Ortiz y Cayetano Puglisi, y acompañó a Tito Schipa en una velada que dio en la quinta de Enrique Larreta, entre muchísimas otras funciones.

Grabó en discos Victor y Odeon y puso música a varias películas argentinas: Juan Moreira, Canillita, Santos Vega vuelve, El último perro, La mujer más honesta del mundo, La Virgen Morena, El lazo de agua.

Registró unas cien obras, “Primera lágrima” tango de 1928, una de las primeras; con él colaboraron Enrique Saborido, Roberto Firpo, los hermanos Santa Cruz, Ernesto de la Cruz, Julio César Sanders, Eduardo Pereyra, Juan Velich, y algunos títulos son: “Calumnia”, “Canillita”, “Marejada”, “El Gaucho Ramón”, “Pa' muestra basta un botón”, “El alazán tostao”, “El regreso”, “En la mala [b]”, “Esperanzas”, “Bichito de San Antonio”, “El gateao de Don Secundino”, “Pronto volverás”, “Cuna de los bravos treinta y tres”.

Recorre, con su arte o como conferencista, varias veces el mundo: Europa cuatro veces; las Américas de cabo a rabo, dos; igual Africa y la misma cantidad Asia. A Oceanía la visitó una vez y en la isla de Pascua estuvo meses estudiando el idioma de sus habitantes. Al abandonarla se va a Norteamérica y en Nueva York publica el libro El idioma canata en 1938 sobre el habla de esa gente.

De las veces que visitó EE.UU., una fue como acompañante de Agustín Irusta en 1947 y de los muchos premios que obtuvo, el más preciado es sin duda el del Festival Mozart de 1929 en Salzburgo.

Conoció a Carlos Gardel en la casa grabadora de Max Glücksmann cuando dicha casa organizó el gran concurso de honor de tangos que era amenizado por la típica Firpo, siendo él su pianista. Después lo encontró muchas veces en el ambiente y en Europa; de una de aquellas actuaciones de París recordaba una anécdota jocosa que prefería contarla sobre muchas otras vividas cerca del cantor.

Sucedió por 1929 cuando Carlitos actuaba en un teatro de París y él entre bambalinas escuchaba la audición del astro acompañado por sus guitarristas. Después de haber interpretado dos o tres tangos con la sala repleta de público que aplaudía a rabiar y mientras saludaba inclinándose, le oyó decir en medio del ruido de los aplausos: —«¡Pero qué saben estos franchutes de tango...!» Mientras Barbieri le llamaba la atención diciéndole: —«Cállese don Carlos, que lo pueden oir». —«No me entienden —contestó Gardel— y además lo digo a la sordina», mientras los guitarristas agachaban las cabezas escondiendo sus risas.

Su tango “Cuna de los bravos treinta y tres” lo llevó a Europa el pianista Juan Cruz Mateo y en él lo recogió Gardel para grabarlo con título cambiado, “La uruguayita Lucía”, título con el que se hizo famoso.

Cuando abandonó el regimiento disciplinario recorrió los pueblos chaqueños haciendo música y box, con el mote de «El pianista boxeador» para procurarse medios y poder llegar a Buenos Aires.

López Barreto nació en Santa Fe, ciudad, el 8 de abril de 1903, y falleció en Buenos Aires el 21 de diciembre de 1982.