utor. Más bien fue un aficionado pues no tuvo larga actuación en el ambiente musical porteño y casi no lo frecuentó, con el agregado de que son pocas las referencias que se tienen sobre su obra, aunque se sabe que estudió filosofía y letras.

Consultado Adolfo Avilés por este colaborador suyo lo recordó en abril de 1970 de esta manera: «Nuestro conocimiento fue un tanto accidental, alguien nos presentó y de inmediato surgió un lazo sentimental. Era una persona dotada de sensibilidad y cultura; actuaba en un cargo desempeñado en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación. Alto, elegante, de cabello canoso, constituía el arquetipo del porteño buen mozo, hecho a la dialéctica, la juerga y la broma, padecía de un constante parpadeo que en nada aminoraba su grata personalidad. Vivía en tren de bohemia elegante, y era afecto a las copas, sin que ello significara embriaguez.

«La primera letra de su pertenencia a la que puse música, fue “Mal de amores [b]” editada en 1923, después “Desolación” en igual año; la primera zamba, el segundo tango. A éstas se suman un fox-trot, “Chrisantheme” y otra zamba, “Robarla será mejor”. Luego el tiempo nos fue alejando y guardo de él un afectuoso recuerdo que ganara por su don de gente y cabal hombre de bien».

Su primera canción tal vez haya sido “Como los nardos en flor”, el gran tango musicado por los hermanos Teófilo Lespés y Mario Lespés (uno de ellos, Teófilo, compañero suyo en el mismo Ministerio), que con el citado “Desolación” son las únicas obras que le grabara Carlos Gardel, aunque es bueno recordar que el dúo Gardel-Razzano creó la citada “Mal de amores [b]”.

Se conoce la obra La voz de la quimera que firmó con Raúl Pultera, comedia ilógica de 1935.

Viera nació en Buenos Aires el 23 de enero de 1881 y allí falleció el 28 de abril de 1952.