Cuando te conocí, yo era un purrete,
apareciste un día en el café,
tocaba Maglio “Pacho” el tango “El flete”
y al escuchar tu voz... me enamoré.
Recuerdo aquel frasear de Ciriaquito Ortiz...
Marcucci, Maffia y Laurenz con su variación...
Y la cerrada de ojos de Pichuco
Tocando un “Tango triste” y “Che bandoneón”.
Mi viejo bandoneón... amigo mío...
Mis dedos ya cansados tienen frío,
ya no soy más aquel que te acunaba
en bailes y tangueadas...
Que ejecuté con brío... fueye mío.
Tu voz también se queja, mi viejo bandoneón,
lo mismo que yo siento llorar mi corazón...
Los tantos años juntos que vivimos
lo va llevando el viento
querido bandoneón...
Viajamos siempre juntos como amigos,
orquestas con cantores yo integré,
con tu rezongo siempre compartimos
aplausos que jamás olvidaré...
Me duele al presentir nuestra separación
yo sé que en otros brazos seguirás al fin,
te pido que tu voz nunca se olvide
de aquel que te amó tanto...
Y... ¡Chau, bandoneón...!