Sin ver que es cruel la pena que me das
llorás y me gritás
que ya es inútil todo.
Palabras que golpean cada vez
que hablamos de volver
a ser uno del otro.
Yo sé que los veinte años que separan
mi vida de tu vida
es una cruz pesada... ¡yo lo sé!
Mas todo mi cariño tiene un precio
y nunca tu desprecio
lo puede deshacer.
Esos que te piden que me olvides
inútil es que sientan lo que siento;
es la intriga del mal, es el tormento
implacable y brutal en que ellos viven.
Esos que te piden que me dejes,
no sabrán jamás lo que es amor
y así verás que en el vivir mentido,
como nadie te ha querido,
ni te quiere, te amo yo.
Ayer, en ese mundo de los dos
supimos frente a Dios
un mundo prometernos.
Ni yo ni vos dejamos de creer;
estabas en mi fe
y en mis mejores sueños.
Cerramos el abismo con la magia
sutil de las palabras
divinas y confiadas del amor
y fuimos nada más en nuestra vida
dos almas bien unidas
y un solo corazón.