Perderme fue mi costumbre,
herirme fue mi comedia.
Mi paso quedaba
sin vos, ahogado en el regreso.
Quitarla fue un espejismo,
¡lo muerto vive en la sangre
cruzando mil bares
me fui de cara hasta el infierno, amor!
La calle es una historia sin andar
si el viento que anda por la sed
suelta pichones en mi herida,
va doliendo el cielo del alcohol,
¡tras su pálido telón está la vida!
La noche va explicando lo que fui
y hasta las cosas que perdí
me están lloviendo en todas partes,
va cavando tumbas el ayer,
¡y en el pozo de mi piel se hundió tu adiós!
Seguirla fue andar pisando
racimos de estrellas viejas.
Los perros aullaban,
sin paz, jugando con mis huesos.
¡Mi sangre lo espera todo!
Los hombres no sabe nada,
y el viento desangra
tu voz, que duele en mi cansancio, amor.